La oportunidad, la pintan calva

11 junio, 2011

1. LA OPORTUNIDAD, LA PINTAN CALVA

Vivimos en una sociedad consumista donde te tratan tal como te ven; de esa manera hemos perdido oportunidades para crecer. He pasado muchas horas de mi vida pensando en Jesús de Nazaret, algunas de esas horas (las más, debo confesar), pienso en su apariencia, en sus sandalias, en su vestido, en su turbante, en su cinto, o en algunas características de su persona; en su voz, su risa, sus ademanes, su forma de comer, de dormir y muchas cosas más. Haciendo caso a Isaías hasta he tenido el atrevimiento de pensar a Jesús feo, poco atractivo, y la razón de pensar en estas cosas, que podrían ser muy simples para alguien, tienen que ver con que Jesús, tal vez, pase una sola vez en el camino de mi vida, es decir, que mi camino y el de Cristo se crucen una sola vez, y entonces yo quiero tener la capacidad de reconocerle. Pienso en que esa será mi gran oportunidad de salvación.

  1. Comparte con tus amigos
  2. Busca en revistas o periódicos fotografías de diferente tipo de personas, cubre sus rostros, e identifícalos por su manera de vestirse. Menciona las características que resaltan por su vestimenta.

Piensa en la vestimenta de Jesús. Te comparto: El Jesús que pienso usa pantalón de mezclilla, una camisa de algodón blanca con las mangas recogidas, un pañuelo rojo enredado en el cuello, un cinto ancho de color oscuro, tenis negros y una gorra azul, su ropa limpia, su pantalón desgastado de las rodillas, sus tenis empolvados por el mucho caminar, con sudor en su frente, sus manos fuertes y ásperas, su mirada limpia y profunda sonriendo amigablemente, su voz grave y serena; disfruta la conversación, pues sabe escuchar; goza la comida, pues siempre la comparte; duerme plácidamente, pues confía en su padre. Y es muy buen, o más bien excelente, madrugador, siempre que despierto lo encuentro de rodillas, a mi lado, orando. A propósito de esto, en mi familia saben que yo soy un experto madrugador, es decir difícilmente alguien me supere en eso de levantarse temprano, pero definitivamente, Jesús, sí se levanta temprano, mucho antes que yo despierte.

  1. Vestido de siervo

Analiza con tus compañeros algunos empaques de productos alimenticios que te gustan. ¿Qué encuentras en esas envolturas? Sólo como referencia, quiero decirte que en el campo de los alimentos, se habla de empaques primario, secundario y terciario. El primario es el que está en contacto con el alimento, por ejemplo, una bolsa plástica que encierra una cantidad de cereal; esa bolsa se coloca dentro de una caja de cartón, con mensajes y dibujos o fotografías que nos sugieren muchas cosas (empaque secundario), y finalmente algunas de estas cajas se ponen dentro de una caja de cartón, que ayuda a proteger el producto mientras viaja, hasta llegar a los puntos de venta (empaque terciario). Definitivamente, el empaque que lleva leyendas, dibujos, fotografías, nos indica lo que hay dentro, qué contiene, cómo se come, cómo se almacena, qué cantidad hay, cuánto cuesta, dónde lo elaboraron y hasta cuándo ese producto estará en condiciones de ser consumido. Si alguna de esta información no coincide con lo que está dentro, te haces acreedor a una multa por las autoridades competentes.

Aquí es donde la palabra congruencia tiene un significado relevante, es decir, no se pueden anunciar frijoles y dentro encontrar fresas, no te pueden anunciar que su valor es de $ 50.00 pesos y al llegar a la caja cobrarte $70.00.

El vestido de siervo identifica a los cristianos, los define, los pone en un lugar de ventaja y privilegio en el mundo, nos permite parecernos a Cristo, y entonces Él puede vivir en nosotros.

  1. Comparte en la escuela sabática

Escribe una reflexión como producto de las actividades realizadas con tus compañeros y compártelas en la escuela sabática. Desafía a tus compañeros de clase a orar y a estudiar la Biblia. Medita en los diferentes encuentros de Jesús con las personas, ¿vale la pena contar con un Jesús así?

A este Jesús sí me le acerco y le toco su camisa pensando encontrar alivio, a este Jesús sí me le acerco, para platicarle mis dudas, mis penas, mis fracasos mis alegrías, mis sueños.

Un Jesús así resuelve cada margayate de mi vida, destierra la duda con certeza, limpia el camino, me anima, me acompaña, me observa, pasa su brazo sobre mi hombro; si lloro me permite ver la tierra nueva, si caigo tiende su mano, en mi desesperación (las tormentas de la vida), envía la calma, si tengo hambre arregla mi mesa, si estoy cansado, me lleva a delicados pastos.

Recuerda que cada cristiano debe aprender a vestir las ropas del sacrificio, las más difíciles de llevar, el apóstol Pablo lo dijo con estas palabras "el amor de Cristo nos constriñe" (2 Corintios 5: 14).

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