Actividades de aprendizaje

Jorge Manrique

sábado 13 de agosto, 2011

Los maestros de Escuela Sabática, en su gran mayoría, están familiarizados con los objetivos que presenta el material auxiliar de cada lección, estos objetivos están divididos en tres secciones: saber, sentir y hacer. El saber, es un conjunto de descubrimientos encontrados en la Palabra de Dios y que fundamentan tanto el sentir como el hacer, para esto, la investigación bíblica es la herramienta fundamental y se debería emplear el tiempo suficiente para explorar los textos propuestos para cada lección. El sentir está orientado a llevar al alumno a una reflexión amplia y profunda, que lo conduzca a comparar su vida con las verdades encontradas para esa lección. Finalmente el hacer es responder, en forma práctica y aplicada a la vida, a las decisiones y los conocimientos obtenidos en la lección. Sin duda, es un gran desafío para el maestro de Escuela Sabática lograr los objetivos en cada una de estas tres áreas; habrá maestros que estén más orientados a desarrollar el saber sin aterrizar los conceptos y otros podrán llevar abundantes ejemplos prácticos pero sin una apropiada fundamentación bíblica. La pregunta a estas alturas es: ¿cómo hacer para desarrollar el saber, el sentir y el hacer en el tiempo limitado del repaso de la lección?

Una estrategia, que simplifica considerablemente el proceso de la enseñanza, es el uso de actividades de aprendizaje. Las actividades de aprendizaje son los medios por los cuales los estudiantes se comprometen a aprender en esferas tanto cognitivas, afectivas, como de conducta o comportamiento (Cooper, 1999). Al usar las actividades de aprendizaje ponemos en manos de nuestros alumnos el desarrollo de su propio aprendizaje y el maestro asume un nuevo rol, de ser un expositor de conocimientos pasa a ser un facilitador del aprendizaje de sus alumnos. Mencionaré algunas actividades, divididas por secciones, que puedes integrar al momento del repaso de la lección:

  • Sección del conocer. Una vez leído los textos bíblicos o algún texto de la lección se puede incluir una lluvia de ideas, comentarios de grupos (formados con anticipación), análisis de estudio de casos, un debate moderado de una idea, interacción entre los alumnos (comentarios breves en grupos de dos). Usemos también la pregunta como uno de los medios fundamentales para despertar el pensamiento y la reflexión. Incluso, si el ambiente y las circunstancias lo permiten se puede pensar en escenificaciones cortas o pequeños dramas sobre el tema en estudio.

  • Sección del sentir. Estas actividades deberán estar ligadas con situaciones emocionales, con la integración de valores y actitudes. En esta sección la actividad que puede ayudar al maestro a ingresar al campo afectivo es el uso de historias, éstas pueden ser personales o de otros. Las historias tienen el poder de dejar enseñanzas que involucran el campo afectivo del oyente; lo sensibilizan, dejando su mente abierta a la influencia del Espíritu Santo. Se ha dicho que “se aprende más del ejemplo que de lo que se enseña”. Estos ejemplos llevados mediante historias, en lo posible reales, podrán impactar a sus alumnos y dejar lecciones que perduren. Puede ser que uno o más de sus alumnos encuentre un paralelismo entre su vida y la historia; algunos se sentirán identificados con los personajes de la historia y por esto la enseñanza será más clara y efectiva.

  • Sección del hacer. Estas actividades ayudan al alumno a desarrollar una nueva conducta, aunque sabemos que la mayoría de los patrones de conducta y hábitos no se modifican instantáneamente; se busca que haya un compromiso inicial para realizar estas conversiones en la vida. Es importante elaborar instrumentos que recuerden a nuestros alumnos los cambios de conducta, para aquellos que tomaron la decisión de iniciar con el plan propuesto, el uso de “contratos” o compromisos firmados es muy valioso. Los contratos son actividades que pueden ser realizadas al final de una lección o al final de un trimestre. Dicho documento podrá estar en su biblia de forma permanente, esto le servirá de recordatorio del compromiso adquirido. Para modificar hábitos es útil proveer al alumno una forma en la que él pueda registrar su progreso y así encontrar satisfacción personal y motivación con cada paso alcanzado (Villalobos, 2003).

Finalmente, la elección de la mejor actividad deberá obedecer a los siguientes criterios: las necesidades de tus alumnos, tú los conoces mejor, por esto debes pensar en sus habilidades antes de seleccionar una actividad; también debes pensar en el propósito de la lección, tu actividad debe estar bien enfocada en los objetivos de la lección y por último, debes elegir el momento apropiado para implementar la actividad. Resumiendo en una palabra, debes planificar. Estoy seguro de que Dios complementará y premiará tu esfuerzo.

Referencias:

Cooper, J. (1999). Estrategias de enseñanza. Guía para una mejor enseñanza. México: Limusa Noriega Editores.

Villalobos, J. (2003). El docente y actividades de enseñaza/apredizaje: algunas consideraciones teóricas y sugerencias prácticas. EDUCERE. Artículos arbitrados, año 7, No. 22, julio-agosto-septiembre, 2003, pp. 170-176.