De lo conocido a lo desconocido

Raquel Bouvet de Korniejczuk

sábado 31 de diciembre, 2011

¿Te has preguntado cómo aprendemos lo que desconocemos?

 

Una de las leyes del aprendizaje dice que los seres humanos aprendemos las cosas desconocidas a partir de las conocidas. Para aprender una palabra en un idioma desconocido necesitamos relacionarlo con una palabra conocida o con una acción, elemento o cualidad que podamos identificar. El aprendizaje es significativo cuando puede estar ligado a elementos conocidos. Enganchamos los conocimientos nuevos a los que ya tenemos en nuestra mente. Así formamos cadenas de conocimientos que van de lo conocido a lo desconocido.

 

Al incursionar en el conocimiento de Dios, que es lo que haremos durante este trimestre, sugiero que avancemos a partir de esta ley del aprendizaje, ya que con nuestra mente finita es muy difícil procurar comprender a un ser infinitamente más grande y complejo.

 

¿Cómo podemos ir de lo conocido a lo desconocido en el conocimiento de Dios?

La Biblia nos da suficiente información para los novatos y los instruidos. Un día, Felipe, después de estar un tiempo con Jesús, mostró su interés en conocer a Dios y le dijo al Maestro: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?" (Juan 14:8 y 9).

 

Jesús nos dice que Él es la revelación del Padre, que Él y el Padre son uno y lo mismo. Conocer a Jesús, que estuvo en la tierra como Dios y como hombre, que vivió en Palestina por más de treinta años, es la mejor manera de conocer a las otras dos personas de la trinidad: Dios Padre y Dios Espíritu Santo. ¿Por qué no comenzar a conocer a Dios a partir del más conocido de los miembros de la trinidad?

 

Sugiero que esta semana elijas uno de los evangelios y rastrees la vida de Jesús con el propósito de conocer a Dios. Aunque a Dios, nadie lo vio jamás, Cristo vino a mostrar cómo era Dios (Juan 1:18), para que podamos conocerlo y amarlo de todo nuestro corazón. Antes de comenzar la lectura pide a Dios que ilumine tu mente de modo que lo comprendas más cabalmente y te relaciones con Él como Creador, Sustentador y Salvador. Al leer el texto del evangelio, marca los versículos que se refieren a Jesús y analiza sus intenciones, sus palabras y sus acciones. Reflexiona sobre ellas para identificar las características de Dios y cómo su amor, misericordia y salvación te alcanzan diariamente. Termina tu búsqueda agradeciendo a Dios por tanta bondad y toma una decisión sobre qué harás con un Dios tan maravilloso.