¿Quién inventó el amor?
Adolfo Ruiz
La creación de Dios tiene un elemento básico que rige y actúa en todas direcciones y a cada momento; como aceite lubricante, toca cada parte de este gran mecanismo y le permite funcionar adecuadamente. Este elemento es el amor; entendemos que Dios es amor y que su creación contiene en su fórmula original, forzosamente, este elemento en grandes cantidades y en muchas formas; así como el agua se encuentra en estado líquido, sólido y gaseoso, el amor se presenta en variadas dimensiones, de tal forma que se garantice el éxito en el proceso de la vida. Cuando Dios dijo, hagamos al hombre a nuestra imagen, definitivamente contempló en los bocetos y planes para el desarrollo de esta criatura, incluir el ingrediente amor. Por ello viene la parte, que desde mi perspectiva, es clave en este principio: el invento del matrimonio. Un hombre y una mujer unidos por una de las manifestaciones más maravillosas del amor; el amor romántico, famoso por su fuerza y pasión, por sus expresiones de ternura y gozo, por ser santo, por provocar placer y por supuesto, por su efecto multiplicador de la raza humana.
"Tal vez Dios diseñó a los matrimonios humanos, para reflejar el amor, la calidez y la intimidad de la deidad misma (Jo Ann Davidson)." Pero, algo falló; el enemigo de Dios, perturbó la creación de Dios y con ello, apareció el dolor, el sufrimiento, la contienda, la envidia, los celos, la infidelidad, la enfermedad y la muerte. Todos ellos, contrarios y opuestos al amor. Satanás entiende a la perfección la importancia del amor, sin embargo, a pesar de que este agente malévolo aqueje a la creación de Dios, sigue siendo el amor un elemento o ingrediente clave en el proceso de restauración, salvación y redención del hombre. El enemigo de las almas consciente del precioso papel y glorioso significado del matrimonio, en y para, la felicidad del hombre y la mujer, en el éxito de la sociedad y de los países, de la iglesia y de todas las instituciones. Enfocó sus ataques buscando dañar esta institución, y así, perder a miles de hombres y mujeres.
El enemigo se ha encargado de aparentar, confundir, mentir y finalmente matar; incluso de hacer copias falsas del amor romántico. Y usando todo el poder de su creatividad, enferma y malsana, generó el adulterio, los celos, la infidelidad, la fornicación, la violencia, la rudeza, el divorcio, las contiendas, el sida, los burdeles, la poligamia, el incesto, la pornografía, etc. Incluso, ha logrado emplear mucha de la tecnología actual, para lograr dañar el matrimonio (internet, televisión, telefonía). Finalmente el ataque frontal, las sociedades han cambiado sus leyes permitiendo que el concepto de matrimonio, tal como lo enseña la Biblia, sea cambiado, rebajado y ultrajado. Se ha generado un coctel muy peligroso en el que el objetivo es dañar y atacar al amor. Las estadísticas son alarmantes. Los padres y los gobiernos están perplejos; la sociedad está confundida.
Querido joven y hermano, el mandato de Cristo es claro y contundente: "amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y gran mandamiento, y el segundo es semejante: amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22; 37-39)". El amor debe jugar un papel importante en nuestra vida, y debemos, en el nombre de Jesucristo, utilizarlo al máximo de nuestras fuerzas; sólo así podremos contrarrestar los esfuerzos del enemigo. La belleza del amor romántico se cuenta en innumerables historias en la Biblia: Adán y Eva, Abraham y Sara, Ruth y Booz, Isaac y Rebeca. Nuestro señor Jesucristo exaltó el matrimonio y el amor romántico, asistiendo a las bodas de Caná, al inicio de su ministerio. Jesús compara su amor por la iglesia con el amor de un hombre por una mujer. Tan bello y cautivador es el amor que, a pesar del pecado y de los intensos ataques del enemigo, aun perdura en el corazón humano. Como dijera el famoso cantante del género ranchero Luis Aguilar: ¡Qué viva el amor!