Creación comienza y termina con C (¡de Cristo!)

Estamos acostumbrados a que todo en esta vida tiene un comienzo y un final.  Y ¿quién antes del principio y después del final?

Lee esta combinación de textos de Génesis y de Juan para descubrir quién estaba antes:

"En el principio era el Verbo (Jesús) y el Verbo (Jesús) era con Dios, y el Verbo (Jesús) era Dios. Este era en el principio con Dios" (Juan 1: 1, 2). "En el principio hizo Dios (Jesús) los cielos y la tierra" (Génesis 1: 1). "Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho" (Juan 1:3).

Es probable que hayas analizado la creación desde el punto de vista bíblico, pero no te hayas percatado en profundidad de la importancia de Cristo como protagonista. Lee estos párrafos escritos por Elena de White en el libro Historia de la Redención y permite que tu imaginación se posesione de las escenas y genere en ti un sentimiento de gratitud hacia Jesús.

"El Padre y el Hijo emprendieron la grandiosa y admirable obra que habían proyectado: la creación del mundo. La tierra que salió de las manos del Creador era sumamente hermosa. Había montañas, colinas y llanuras, y entre medio había ríos, lagos y lagunas. La tierra no era una vasta llanura; la monotonía del paisaje estaba interrumpida por colinas y montañas, no altas y abruptas como las de ahora, sino de formas hermosas y regulares"  (p. 20).

"Después de crear la tierra y los animales que la habitaban, el Padre y el Hijo llevaron adelante su propósito, ya concebido antes de la caída de Satanás, de crear al hombre a su propia imagen. Habían actuado juntos en ocasión de la creación de la tierra y de todos los seres vivientes que había en ella….Cuando Adán salió de las manos de su Creador era de noble talla y hermosamente simétrico. Era bien proporcionado y su estatura era un poco más del doble de la de los hombres que hoy habitan la tierra. Sus facciones eran perfectas y hermosas. Su tez no era blanca ni pálida, sino sonrosada, y resplandecía con el exquisito matiz de la salud. Eva no era tan alta como Adán. Su cabeza se alzaba algo más arriba de los hombros de él. También era de noble aspecto, perfecta en simetría y muy hermosa"  (p. 20).

"La grata tarea de Adán y Eva consistía en formar hermosas glorietas con los sarmientos de la vid y hacerse moradas con los bellos y vivientes árboles y el follaje de la naturaleza, cargados de fragantes frutos" (p. 20).

"Cuando Satanás se convenció plenamente de que no había posibilidad alguna de recuperar el favor de Dios, manifestó su maldad con odio acrecentado y ardiente vehemencia… Procuraría destruir la felicidad de Adán y Eva. Trataría de incitarlos a la rebelión, con plena conciencia de que eso produciría tristeza en el cielo" (p. 27).

"Dios reunió a la hueste angélica para tomar medidas con el fin de evitar el mal que amenazaba. Se decidió en el consejo del cielo enviar ángeles para advertir a Adán que estaba en peligro por la presencia del enemigo. Dos ángeles se apresuraron a visitar a nuestros primeros padres" (p. 29). "Adán y Eva aseguraron a los ángeles que nunca desobedecerían los expresos mandamientos de Dios, pues su mayor placer consistía en hacer su voluntad… Satanás escuchaba la melodía de gozosa adoración al Padre y al Hijo. Y al escuchar aumentaba su envidia, odio y maldad" (p. 32)

La tentación y la caída de Adán y Eva fueron miserables y de consecuencias terribles… "El cielo se llenó de pesar cuando todos se dieron cuenta de que el hombre estaba perdido y que el mundo creado por Dios se llenaría de mortales condenados a la miseria, la enfermedad y la muerte, y que no había vía de escape para el ofensor." Elena de White pudo ver ese momento de tristeza y de concilio en el cielo, donde Jesús interviene. "Contemplé al amante Jesús y percibí una expresión de simpatía y pesar en su rostro. Pronto lo vi aproximarse al extraordinario y brillante resplandor que rodea al Altísimo… La ansiedad de los ángeles parecía ser muy intensa mientras Jesús estaba en comunión con Dios. Tres veces lo encerró el glorioso resplandor que rodea al padre, y cuando salió la tercera vez, se lo pudo ver. Su rostro estaba clamado, libre de perplejidad y duda, y resplandecía con una bondad y una amabilidad que las palabras no pueden expresar" (p. 43).

"Les dijo que había suplicado a su Padre, y que había ofrecido su vida en rescate, para que la sentencia de muerte recayera sobre él, para que por su intermedio el hombre pudiera encontrar perdón; para que por méritos de su sangre, y como resultado de su obediencia a la ley de Dios, el hombre pudiera gozar del favor del Señor, volver al hermoso jardín y comer del fruto del árbol de la vida" (p. 43). "En primera instancia los ángeles no se pudieron regocijar…" (p. 44). "Los ángeles se postraron delante de él. Ofrecieron sus vidas. Jesús les dijo que mediante la suya salvaría a muchos, y que la de un ángel no podía pagar la deuda. Sólo su vida podía ser aceptada por su Padre como rescate en favor del hombre" (p. 44)

Durante este trimestre estudiaremos los orígenes. ¿Por dónde comenzamos? Comencemos por agradecer a Jesús, nuestro Creador, Sustentador, Redentor.

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