El estudio de la Biblia - 2

19 enero, 2013

Quisiera llamar tu atención al estudio de la Biblia. Conocemos muy bien la orientación del apóstol San Pablo a su querido discípulo Timoteo: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido preparado para toda buena obra." 2 Timoteo 3:16, 17.

Esta orientación de San Pablo pone delante de nosotros conceptos muy importantes como la inspiración y la perfección. Es decir, la fuente y el propósito final de la experiencia religiosa.

"En su Palabra, Dios comunicó a los hombres el conocimiento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad. Constituyen la regla del carácter; nos revelan doctrinas, y son la piedra de toque de la experiencia religiosa." El Conflicto de los Siglos, página 9.

Con semejante promesa, expongámonos al texto bíblico, vayamos directamente a la fuente que Dios ha provisto para el conocimiento y la inspiración que necesitamos en el ejercicio devocional que fortalece nuestra relación con Él.

Hoy en día tenemos muchos recursos para leer, para oír y para ver. Tenemos a nuestra disposición una gran cantidad de libros y recursos audiovisuales. Una amplia diversidad de libros para la devoción matutina (adultos, jóvenes, mujeres, adolescentes, niños); una gran cantidad de libros como propuestas para construir nuestra cosmovisión y experiencia de fe. Una amplia oferta de materiales audiovisuales en los canales de televisión, YouTube, CD,s y DVD,s con conferencias, sermones y películas. Incluso hay una variedad de material para la Guía de Estudio de la Escuela Sabática: Folleto general, folleto para los maestros y para los universitarios; y una gran cantidad de sitios en la Internet con material auxiliar de estudio. Todo esto encierra una verdadera riqueza y hay que aprovecharla, pero de ninguna manera sustituye tu aproximación personal al texto bíblico.

Quisiera recomendarte que sigas un plan de lectura de la Biblia para tu devoción personal. Puedes seguir el año bíblico o el plan de leer un capítulo diario, así como se sugiere en el programa de "Reavivamiento y Reforma" de la iglesia. (Puedes acercarte a este programa en el sitio http://revivedbyhisword.org/. Para esa próxima semana estaremos leyendo 2 Samuel capítulos 12 al 18; un capítulo por día).

Pero puedes tener un plan personal para leer por ti mismo la Palabra de Dios, buscando el alimento espiritual que necesitas en forma especial para enfrentar el momento en que estás viviendo, las necesidades espirituales que estás sintiendo o los desafíos y dilemas que estás enfrentando.

Haz lo mismo que hacía Jesús:

"En su niñez, juventud y virilidad, Jesús estudió las Escrituras. En su infancia, su madre le enseñó diariamente conocimientos obtenidos de los pergaminos de los profetas. En su juventud, a la hora de la aurora y el crepúsculo, a menudo estuvo solo en la montaña o entre los árboles del bosque, para dedicar unos momentos a la oración y al estudio de la Palabra de Dios. Durante su ministerio, su íntimo conocimiento de las Escrituras dio testimonio de la diligencia con que las había estudiado. Y puesto que él obtuvo su conocimiento del mismo modo como podemos obtenerlo nosotros, su maravilloso poder mental y espiritual es una prueba del valor de la Biblia como medio educativo." La Educación, página 185.

Tienes el privilegio de mantener una relación con Dios exponiéndote directamente a su Palabra y llevando un "diario" de tu caminar con Él.

Compra un cuaderno o libreta, y mientras te expones diariamente al texto bíblico haz tus propias anotaciones; deja que el Espíritu Santo, que inspiró a los autores de las Santas Escrituras, ilumine tu mente y ponga ideas para tu experiencia religiosa. Anota estas ideas en tu diario y de esta forma estarás conversando con Dios con el vocabulario que se desprende de su Palabra.

"El estudio de la Biblia requiere nuestro más diligente esfuerzo y nuestra más perseverante meditación. Con el mismo afán y la misma persistencia con que el minero excava la tierra en busca del tesoro, deberíamos buscar nosotros el tesoro de la Palabra de Dios.

En el estudio diario, el método que consiste en examinar un versículo tras otro es a menudo utilísimo. Tome el estudiante un versículo, concentre la mente para descubrir el pensamiento que Dios encerró para él allí, y luego medite en él hasta hacerlo suyo. Un pasaje estudiado en esa forma, hasta comprender su significado, es de más valor que la lectura de muchos capítulos sin propósito definido y sin que se obtenga verdadera instrucción."  La Educación, página 189.

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