Amemos a Dios, pero de corazón

José Nuñez

sábado 27 de abril, 2013

El pecado nunca ha traído nada bueno a la humanidad, su autor siempre ha tratado de destruirnos, está en constante lucha por hacer que nos apartemos de Dios. Por muchos medios quiere alcanzarnos, y debemos abrir bien los ojos, no sólo en lo personal, sino también como hijos de Dios. Armarnos todos los días, con la protección de Dios para hacerle frente a lo que sin duda, seremos tentados a hacer. Ponerte en contacto con la fuente divina, no es algo que pase de moda. Estar en completa comunión con El, es lo que necesitamos.

Según la definición de la Real Academia Española, el Odio es definido por “la Antipatía y la Aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea.“ En Oseas 5:15 se nos invita a hacer un frente contra el Mal. “Odien el mal y amen el bien”. No es poca cosa, acostumbrarse a convivir con el pecado, y a pesar de ello se puede convertir sin darnos cuenta en nuestro estilo de vida. ¿Recuerdan la fábula del sapo y el agua hirviendo? Si ponemos a un sapo dentro de un cazo con agua hirviendo, dará un salto de inmediato de ahí. Pero si lo depositamos en agua tibia y la vamos calentando, es posible que se cueza dentro del recipiente sin darse cuenta.

Cuando leemos libros como Amos, donde se expresa claramente un juicio sobre el pueblo de Israel, a veces no nos gusta, porque pareciera que enlistaran nuestra conducta en estos tiempos. Dios en ningún momento está condescendiendo con el pueblo de Israel para que vivan en pecado. Dios debe emitir un Juicio sobre Israel, el cual está cercano. (Amos 8:7)

Al contrario nos pide que odiemos al pecado, que nos alejemos lo más posible de las formas que una religión te pueden llenar por fuera. También Oseas 6:6 Dice: “Lo que pido de ustedes es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y no holocaustos”. La versión Dios habla hoy dice: “Lo que quiero de ustedes es que me amen, y no que me hagan sacrificios; que me reconozcan como Dios, y no que me ofrezcan holocaustos.”

¿Cuando una persona te habla con hipocresía como te sientes? ¿Te sientes bien, incómodo, quieres salir corriendo de ahí, prefieres mejor que ni te estuviera hablando? Imagínate cómo se siente Dios cuando no le hablamos realmente de corazón, también el desprecia los ritos vacios del formalismo de una religión. Y Ese era el mensaje que se le asignó a Amos a predicar al reino del norte.

“Aleja de mí el bullicio de tus canciones; no quiero oír la música de tus cítaras. ¡Pero que fluya el derecho como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable! Amos 5:22-23

Pero el libro de amos no termina ahí, también anuncia una promesa de restauración, Amos 9:11-12 “El día viene en que levantaré la caída choza de David. Taparé sus brechas, levantaré sus ruinas y la reconstruiré tal como fue en los tiempos pasados, para que lo que quede de Edom y de toda nación que me ha pertenecido vuelva a ser posesión de Israel. El señor ha dado su palabra, y la cumplirá.”

Que hermosas palabras. “El Señor ha dado su palabra, y la cumplirá” ¿Has buscado al Señor y no lo has encontrado? ¿Sientes que tu vida necesita ser restaurada?

 

Oremos para que la promesa de Dios se cumpla en nuestra vida.