¿Sabes cuál es tu misión?

Leo Ramon Acosta

sábado 30 de mayo, 2015

El hombre durante su desarrollo llega a ser maduro. Se es maduro en tres áreas. 1) Biológica: El hombre no necesita hacer ningún esfuerzo para alcanzar este tipo de madurez, cuando se llega a la pubertad ocurren una serie de cambios, como consecuencia del funcionamiento de las gónadas, ovarios o testículo, según se trate de un hombre o una dama; esa hormonas producen cambios en diferente órganos, llamados caracteres sexuales secundarios, que llevan finalmente al individuo a ser  biológicamente maduro, lo cual le da la oportunidad de reproducirse. Hoy, cada vez, se adquiere esa capacidad a edades más tempranas, lo cual conduce a niñas embarazadas a edades muy tempranas. 2) Social: Una persona es madura socialmente, cuando entra al aparato productivo, lo cual le permite independizarse de sus padre y responder económicamente por sus acciones. 3) Psicológica: Esta área probablemente sea la más difícil de alcanzar, una persona es madura psicológicamente, cuando sabe para qué existe, que quiere ser en la vida, cuando sabe cuál es su misión. 

Por supuesto nos referiremos sólo a esta última área, la cual es fundamental en la vida de las personas, lo peor, algunos nunca llegan a alcanzar la madurez psicológica. Es importante tomar decisiones para llegar a un punto, es necesario saber a dónde quiero llegar. En la Biblia hemos tenido la oportunidad de aprender de dos historias: la historia del hijo pródigo y la historia del rico y Lázaro. En la primera historia tenemos a tres personajes el hermano mayor, el hermano menor y el padre. El hermano mayor se quedó en la hacienda, aparentemente no estaba cometiendo ningún pecado, pero aún en casa del padre no conocía al padre, no llegó a entender cuál era la razón de su permanencia en ese hogar, no tomó decisión adecuada para ocupar un papel especial en su familia; el hermano menor, cometió un error, pero ese error le permitió reflexionar, tomar decisiones y saber a dónde ir. Eso lo condujo a una reconciliación con su padre y recuperar la posición perdida. El tomar decisiones adecuadas nos conduce al sitio donde queremos estar.

En la segunda historia nos encontramos dos personajes un hombre rico y un hombre pobre. El hombre rico seguramente disfrutando de placeres temporales, pero sin pesar, sin decidir sobre las cosas eternas, las que no pasan. El otro personaje pobre, sin muchos placeres, tal vez sin muchos amigos, a no ser unos cuantos perros, pero que había tomado decisiones para la eternidad. Al final tienen finales muy diferentes, pero cada uno de acuerdo a las decisiones que tomaron.

En ambas historias el punto de enlace parece ser este, llegamos a un fin de acuerdo a nuestras decisiones.

En el caso de Jesús tenía claridad meridiana de  cuál era su misión en la tierra. Esta se expresa en Luc.19:10 que dice “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” su vida estuvo en armonía con su misión la cual, aunque muy difícil, cumplió con éxito.

La reflexión que debemos hacer cada uno de nosotros es  ¿Sabemos cuál es nuestra misión, en la vida, en la iglesia, en nuestra casa?

Todos tenemos una misión dada por el cielo, y es nuestra decisión trabajar en favor de ella, o dejar que la vida pase sin preocuparnos por ella. El final será lo que tú y yo hayamos decidido.