"Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo  produce muerte" (2 Corintios 7:10).

Vestir un saco de cilicio

martes 3 de mayo, 2011

En la narración de Elías, las vestiduras también afectaron a otros personajes.

Acab, el rey de Israel, deseaba comprar una viña que estaba junto a su palacio. Pertenecía a Nabot, un jezreelita, quien se rehusó a venderla. Jezabel oyó de ello, se enfureció y, astutamente, tramó un complot para hacer desaparecer a Nabot. Después de la muerte de Nabot, Acab tomó posesión de la viña, sin saber que Elías había sido instruido para encontrarse con él allí.

"Y le hablarás diciendo: Así ha dicho Jehová: ¿No mataste, y también has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo: Así ha dicho Jehová: en el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre" (1 Reyes 21:19).

La misión de Elías de enfrentar a Acab sobre varios problemas serios debería haberle producido una buena cantidad de estrés, pero él pareció fuerte y dispuesto, por lo menos allí, a seguir las instrucciones de su Señor aun cuando él sabía que su vida podía estar en peligro. Ahora debía comunicar Acab las denuncias que Dios había pronunciado sobre él además de aquella acerca de que los perros lamerían su sangre.

Lee 1 Reyes 21:21 al 29. ¿Cómo entendemos la respuesta de Acab, especialmente a la luz  de lo que dicen esos versículos acerca de la clase de hombre que era él?

Cuando Acab oyó estas palabras, se presentó a Dios de una manera sumamente humilde (1 Reyes 21:27), que incluyó rasgar sus vestidos, poner cilicio sobre su cuerpo, y aun rehusó comer. El resto del capítulo implica que su arrepentimiento y humillación debieron haber sido genuinos. El rasgar las vestiduras, una acción común en ese tiempo, representaba horror y tristeza, lo que reveló que realmente aceptaba la verdad que Elías le dijo. Cuán profundo y cuán duradero fue ese arrepentimiento, el texto no lo dice; lo que dice es que rasgar la ropa revelaba la sinceridad de su corazón en ese momento.

"La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte" (2 Corintios 7:10). Lee el contexto inmediato de ese versículo. ¿Qué está enseñando Pablo, y cómo podemos aplicar esta advertencia a nuestras propias vidas?