"Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado" Lucas 15:32
La ropa nueva del Hijo Pródigo
Lee Para el Estudio de esta Semana: Génesis 4:1-8; 25:25-34; Lucas 15:4-32; Juan 11:9, 10; Romanos 5:12-20.
W. SOMERSET MAUGHAM ESCRIBIÓ UN CUENTO corto llamado "Lluvia", acerca de un misionero en los Mares del Sur que "convirtió" a una prostituta al evangelio. Se entregó de todo corazón para convertirla, aunque a veces sus métodos parecían severos y no perdonadores. Él insistía en que ella regresara a los Estados Unidos (de donde ella huía), para completar una sentencia en prisión, a pesar de las desesperadas súplicas de ella para evitar la tortura y la ignominia que la esperaban en la cárcel. El misionero insistía en que completar su período en prisión era una parte del proceso de arrepentimiento que ella necesitaba atravesar, y que por ello debía regresar.
La historia terminó inesperadamente. El misionero se mató; su cuerpo mutilado fue encontrado en la playa. ¿Qué había ocurrido? Aparentemente, después de tanto tiempo con la prostituta, cayó en pecado con ella e, incapaz de perdonarse, se suicidó.
Lo que esos personajes necesitaban era lo que todos necesitamos como pecadores: una experiencia personal de la gracia y la seguridad que Jesús reveló en la parábola del hijo pródigo.