"Y os alegraréis delante de Jehová vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, y el levita que habite en vuestras poblaciones; por cuanto no tiene parte ni heredad con vosotros" (Deuteronomio 12:12).
Alegraos ante el Señor: El Santuario y la adoración
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 25:1-22; 29:38, 39; 35; Deuteronomio 12:5-7, 12, 18; 16:13-16.
EL ESCRITOR RUSO LEÓN TOLSTÓI escribió acerca de un amigo que, al acercarse a la muerte, explicó su propia pérdida de fe. El hombre, desde su infancia, había orado. Tenía su propio acto de devoción privada y adoración antes de ir a dormir. Un día, después de una partida de caza con su hermano, se estaba preparando para ir a la cama en la misma habitación, y se arrodilló para orar. Su hermano lo miró y dijo: "¿Todavía haces eso?" Desde ese momento, nunca más oró, nunca más adoró y nunca más ejercitó su fe. Las palabras "¿Todavía haces eso?" revelaron cuán sin sentido había sido este rito para él durante esos años, y por ello no lo hizo más.
Esta historia ilustra el peligro de una mera adoración ritual. La adoración necesita salir del corazón, de una relación real con Dios. Por eso, esta semana consideraremos el servicio del Santuario, el centro de la adoración israelita, y derivaremos lecciones acerca de cómo podemos tener experiencias de adoración más profundas.