“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23).

ADORACIÓN Y SERVICIO

lunes 5 de septiembre, 2011

"Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás" (Lucas 4:5-8 ).

Imagínate a Jesús, después de cuarenta días de hambre, cansancio, negación propia y privación, ahora enfrentando las tentaciones abiertas y directas del diablo. No es difícil imaginar cuán bellos debieron de haber aparecido a Jesús todos "los reinos de la tierra", con todo su "poder" y su "gloria", en esta tentación. Satanás ha sido un maestro en hacer que las cosas de este mundo aparezcan tan encantadoras, tan placenteras, tan satisfactorias, que la gente rápidamente acepta el engaño que este mundo presenta.

Lee los versículos copiados arriba, en especial la respuesta de Jesús. ¿Qué quiso decir Jesús al vincular los verbos "adorar" y "servir"? ¿Cómo están relacionados?

Por todo el Antiguo Testamento, los conceptos de adorar falsos dioses y servirlos están ligados. "No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas, porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos" (Deuteronomios 4:19; ver también Deuteronomios 11:16; Salmos 97:7; Daniel 3:12). Básicamente, sirves a quien adoras; por esto, es muy importante que adores solamente a Dios.

Vemos aquí el punto vital acerca de la adoración. Es difícil imaginar a alguien que adore a Dios con fe, humildad, amor y temor, y al mismo tiempo sirva a otros "dioses", cualesquiera que sean las formas que adopten. La adoración es, para nosotros, una protección contra la idolatría. Cuanto más adoremos a Dios, aun en nuestras devociones privadas, mejor protegidos estaremos de servir al yo, al pecado y todo lo demás que lucha por lograr nuestro servicio.

Piensa en esta idea: servimos a lo que adoramos. ¿Cómo has visto que este principio se manifestó en tu propia vida? ¿Cómo puede tu experiencia de adoración ayudar a mantenerte centrado en servir únicamente a Dios?