"Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe" (1 Corintios 13:1).

PABLO EN EL AREÓPAGO

martes 13 de septiembre, 2011

En los días de la iglesia primitiva vemos otro ejemplo del problema de la adoración, y lo que la gente adoraba. Esta vez en el ministerio de Pablo cuando estuvo en Atenas, el lugar donde vivieron tres de los filósofos más influyentes del mundo (Sócrates, Platón y Aristóteles). ¡Qué audiencia diferente tuvo Pablo aquí de la que tuvo Pedro algunos años antes, ante todos aquellos devotos judíos en Jerusalén!

Lee Hechos 17:15 al 34, el informe de la predicación de Pablo en Atenas. ¿Cuán diferente fue el testimonio de Pablo a esta gente de lo que fue el de Pedro ante su audiencia en el día de Pentecostés?

Una de las diferencias obvias es que Pablo aquí no citó la Biblia, sino que citó a un autor pagano. Al mismo tiempo, Pablo apeló a la lógica y a la razón: miren al mundo creado, decía él, y verán poderosas evidencias del Dios creador. Estaba usando una teología natural, señalando al mundo natural como razón para creer en el Dios creador.

Es interesante notar aquí el problema de la adoración. Esas personas adoraban algo que no comprendían. Pablo procuró tomar esa devoción y adoración, alejarla de los ídolos, y acercarlos al Dios viviente. Los seres humanos parecen tener una necesidad innata de adorar algo, alguna cosa, y Pablo aquí procuró señalar lo único realmente digno de adoración.

¿Cuál era el problema real que tenía esa gente, y por qué?

Al fin, la apelación a la lógica, a la razón y a la teología natural puede llevarnos solo hasta cierto punto. Pablo, en su testimonio, procuró enseñarles acerca del arrepentimiento, el Juicio y la resurrección, enseñanzas que necesitan ser tomadas por fe. Por eso, no tuvo mucho éxito con ellos. Aunque hubo algunos conversos, la mayoría pareció regresar a adorar lo que es vano, inútil e incapaz de salvar.

¿De qué maneras pueden nuestros cultos de adoración alcanzar mejor a quienes no tienen una base bíblica, que no tienen las mismas premisas que nosotros? ¿Qué podemos hacer para que nuestros cultos de adoración sean más aceptables para quienes buscan a Dios?