"Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros" (Gálatas 5:13).
CRISTO NOS HIZO LIBRES
"Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud" (Gálatas 5:1).
Como la arenga de un general a sus tropas vacilantes, Pablo anima a los gálatas a no renunciar a su libertad en Cristo. La fuerza y la intensidad del tono de Pablo hacen que sus palabras casi salten de la página a la acción. Esto era exactamente lo que Pablo deseaba. Aunque este versículo está conectado con lo que precede y lo que sigue, su falta de conexiones sintácticas, en el griego, sugiere que Pablo quería destacar mucho este versículo. La libertad en Cristo resume todo el argumento de Pablo, algo que los gálatas estaban en peligro de abandonar.
Lee Gálatas 1:3 y 4; 2:16; y 3:13. ¿Cuáles son algunas de las metáforas que se usan en estos versículos, y cómo nos ayudan a entender lo que Cristo hizo por nosotros?
Las palabras de Pablo, "Cristo nos libertó para que vivamos en libertad" (Gálatas 5:1, NVI), sugieren que piensa en otra metáfora. Se parece a la fórmula usada en la liberación sagrada de los esclavos (manumisión). Los esclavos no tenían derechos legales, y se suponía que una divinidad podía comprar su libertad. Como compensación, el esclavo, aunque libre, legalmente pertenecía al dios. En la práctica, el proceso era una ficción: el esclavo pagaba por su libertad a la tesorería del templo. Una fórmula (de las casi mil inscripciones halladas en el templo de Apolo Pítico, en Delfos, del año 201 a.C. hasta el año 100 d.C.); dice: "Para libertad, Apolo el Pítico compró de Sosibus de Anfiasa una mujer esclava cuyo nombre es Nicaea [. . .]. Sin embargo, Nicaea se ha comprometido con Apolo por causa de su libertad" (Ben Witherington III, Grace in Galatians, p. 340).
Esta fórmula es similar a los términos de Pablo; pero hay una diferencia fundamental: en la metáfora de Pablo, no hay ficción, pues no pagamos el precio de compra (1 Corintios 6:20; 7:23); es demasiado elevado. Jesús hizo por nosotros lo que no podíamos hacer (por lo menos, sin renunciar a nuestras vidas). Él pagó la penalidad por nuestros pecados, liberándonos así de la condenación.
Considera tu propia vida. ¿Has pensado alguna vez en salvarte a ti mismo? ¿Qué debería decir tu respuesta acerca de cuán agradecido estás por lo que te ha dado Jesús?