"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gálatas 5:16).

EL FRUTO DEL ESPÍRITU (Gálatas 5:22-24)

miércoles 14 de diciembre, 2011

"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley" (Gálatas 5:22, 23). ¿De qué modo la obediencia a los Diez Mandamientos refleja el fruto del Espíritu como está expresado en estos versículos? (Ver también Mateo 5:21, 22, 27, 28; 22:35-40.)

Los Diez Mandamientos no son una alternativa al amor, sino que nos guían a mostrar amor, tanto a Dios como a la humanidad. El amor no está en conflicto con la Ley. La idea de que el amor a Dios y a nuestros prójimos anula los Diez Mandamientos tiene tan poca lógica como decir que amar la naturaleza anula la ley de la gravedad.

Además, en contraste con las quince descripciones de las obras de la carne, el fruto del Espíritu se describe en nueve virtudes. Los eruditos creen que estas nueve virtudes están organizadas en tres grupos de tres. Algunos ven una referencia implícita a la Trinidad en el número tres; otros creen que las tres tríadas reflejan la forma en que debemos relacionarnos con Dios, con nuestro prójimo y con nosotros mismos; y otros ven la lista como una descripción de Jesús. Aunque cada una de estas percepciones tiene algún mérito, el punto más importante es la prioridad suprema que Pablo pone sobre el amor en la vida cristiana.

El que Pablo ponga el amor como la primera virtud no es accidental. Ya ha subrayado el lugar central del amor en la vida cristiana, en Gálatas 5:6 y 13 , y lo incluye en sus otras listas (2 Corintios 6:6; 1 Timotoe 4:12; 6:11; 2 Timoteo 2:22). Aunque las otras virtudes aparecen también en fuentes no cristianas, el amor es distintivamente cristiano. Todo esto indica que el amor no debe ser considerado como una virtud entre muchas, sino como la virtud cristiana que es la clave de todas las demás. El amor es el fruto más destacado del Espíritu (1 Corintios 13:13; Romamos 5:5), y debería definir la vida y las actitudes de todo cristiano (Juan 13:34, 35) por difícil que sea, algunas veces, mostrarlo.

¿Cuánta negación propia involucra el amor? ¿Puedes amar sin negarte a ti mismo? ¿Qué nos enseña Jesús acerca del amor y la negación propia?