“Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19).

APRENDER DE LOS FRACASOS

miércoles 23 de mayo, 2012

Algunas veces podemos no alcanzar los blancos que se han fijado para una actividad evangelizadora específica. ¿Significa esto que hemos fracasado? Por supuesto que no, porque en nuestro esfuerzo por ganar a los perdidos tendremos tanto éxitos como fracasos. Tal vez la meta fue muy alta. Por ejemplo, si no alcanzamos un blanco bautismal fijado, podemos haber puesto un blanco no realista; o pudo haber sido una actividad más de siembra que de cosecha.

Lee 1 Pedro 5:8. ¿Qué otro poder está dedicado a socavar tus intentos de ganar personas para Dios? ¿De qué manera esta amenaza nos debe ayudar a preparar y ejecutar mejor nuestra tarea?

En nuestros intentos de ganar almas, tenemos un enemigo sobrenatural muy activo que influye sobre las personas en contra del evangelio. A veces, cuando soltamos la mano del Señor, el Malo nos da problemas en nuestro trabajo para Dios. Nuestra defensa es la completa entrega a Dios en cada momento de nuestra vida.

Como sucedió con Adán y Eva en el Edén, el fracaso nos lleva a echar la culpa a otros, una herramienta de Satanás de mucho éxito para producir falta de armonía entre el pueblo de Dios. En vez de mirar a quién echarle la culpa, deberíamos hacer una evaluación seria y honesta, recordando que aun Jesús, el mayor Predicador, no ganó a todos a quienes apeló.

Compara Lucas 10:17 con Mateo 17:14 al 20. ¿Qué hicieron los discípulos cuando se enfrentaron al fracaso en su ministerio?

En lugar de entregarnos a la desesperación por nuestros fracasos, podemos aprender otra vez de los discípulos. Aun cuando se les había dado poder sobre los malos espíritus y habían tenido éxito, es evidente que a veces dejaron de lograr aquello para lo cual Jesús los había dotado. En esas ocasiones, fueron a Jesús y le pidieron que les explicara lo que estaba sucediendo y por qué (ver Mateo 17:19). Aquí hay un principio que debemos notar en nuestra búsqueda de razones por el fracaso, y cómo hacer mejor la tarea evangelizadora.

¿Qué aprendiste de tus intentos fallidos de testificar, que puede ayudarte en el futuro? ¿Cuán a menudo el temor al rechazo te retiene?