“Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:19-21).
EL SANTUARIO CELESTIAL: Segunda parte
El servicio del Santuario terrenal revelaba tres fases de la salvación: el sacrificio sustitutivo, la mediación sacerdotal y el juicio. La Biblia enseña que las tres fases de la salvación están incorporadas en el ministerio de Cristo en favor de los pecadores.
Lee Isaías 53:6; Romanos 3:24 y 25; y 2 Corintios 5:21. ¿De qué forma la muerte de Cristo en la cruz satisfizo el aspecto sustitutivo de la salvación?
¿Qué dicen estos textos acerca de Cristo y de su mediación en favor de los pecadores? 1 Timoteo 2:5; Hebreos 7:25.
Así como los sacrificios de animales señalaban la muerte de Cristo, el ministerio sacerdotal era una sombra del verdadero ministerio de Cristo en el Santuario celestial. Específicamente, el ministerio continuo, o diario, de los sacerdotes en el Lugar Santo simbolizaba el acceso que el pecador tiene a Dios por medio del ministerio de Cristo como intercesor y mediador en el Santuario celestial (Hebreos 4:14-16).
Estudia Hebreos 9:23. ¿Cómo se relaciona la purificación de las cosas en los cielos con la obra sacerdotal en el Santuario terrenal durante el Día de la Expiación?
Recordando los servicios del Santuario terrenal, Hebreos 9:23 señala claramente un ministerio purificador de Cristo en el cielo. Este es un texto que durante siglos ha dejado perplejos a muchos eruditos, porque enseña que algo en el cielo ha sido contaminado y necesita ser purificado. Para los adventistas, con nuestra comprensión de las dos fases de la obra celestial de Cristo, esta purificación es el antitipo de la purificación anual del Santuario terrenal en el Día de la Expiación.
Piensa en la expiación, lo que significa, cómo se realiza y quién es el único que puede hacerla por nosotros. ¿Por qué, entonces, la noticia de que estamos viviendo en el “Día de la Expiación” debe ser algo positivo y lleno de esperanza?