“Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así Jehová de los ejércitos estará con vosotros, como decís” (Amós 5:14).
¡ODIEN EL MAL Y AMEN EL BIEN!
Las cosas se habían arruinado en Israel: la corrupción, la opresión, el pecado. Se llegó al punto en el que la misma supervivencia de la Nación estaba en juego. Por esta razón, Amós compuso una elegía para lamentar la próxima muerte de Israel (Amós 5:1-15). A menudo, en los libros proféticos no se hace distinción entre la palabra del profeta y la palabra de Dios. De este modo, el lamento de Amós es también el lamento de Dios sobre Israel.
El propósito del canto fúnebre en Amós 5:1 al 15 era sacudir al pueblo para que afrontara la realidad. Si persistían en sus pecados, seguramente morirían. Si, por otro lado, rechazaban el mal y se volvían a Dios, vivirían. El carácter de Dios es tal que él espera la conformidad con la voluntad divina.
Lee Amós 5:14 y 15. ¿Cómo aprendemos a “odiar el mal y amar el bien?” Ver también Hebreos 5:14; Romanos 12:9; Proverbios 8:36.
Amós invita a la gente no solo a dejar de buscar el mal sino también a odiarlo, y amar el bien. Los mandatos de esta sección son progresivos. Los verbos amar (heb. ‘ahav) y odiar (sane’), en la Biblia, a menudo se refieren a decisiones y acciones, no sencillamente a sentimientos y actitudes. En otras palabras, el cambio en las actitudes de la gente conduciría al cambio en sus acciones.
En este contexto, ¿qué advertencia se encuentra en Isaías 5:20? “
Todo el que en ese día malo quiera servir sin temor a Dios, de acuerdo con los dictados de su conciencia, necesitará valor, firmeza, y conocimiento de Dios y de su Palabra; porque, los que han de ser fieles a Dios serán perseguidos; sus motivos, condenados; sus mejores esfuerzos, desfigurados; y sus nombres, denigrados. Satanás obrará con todo su poder engañador para influir en el corazón y oscurecer el entendimiento, para hacer pasar lo malo por bueno; y lo bueno, por malo” (HAp 355).
¿Cómo podemos aprender a amar lo bueno y a odiar lo malo, si podemos ser engañados para llamar malo a lo bueno y bueno a lo malo? ¿Cuál es nuestra única protección contra este engaño?