"En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera" (Zac. 3:10)

Consoladoras palabras de vida

domingo 9 de junio, 2013

Lee Zacarías 1. ¿Cuál es el mensaje esencial aquí? Concéntrate especialmente en Zacarías 1:3. ¿Qué le dice Dios a la gente?

El retorno de los exiliados de Babilonia encendió el gozo en los corazones del pueblo remanente. Pero el retorno también provocó ansiedad. ¿Estarían seguros en su tierra, o vendrían otra vez los enemigos para acosarlos? ¿Había Dios perdonado su falta de fidelidad pasada, o seguirían con el castigo? ¿Qué tenía el futuro para el pueblo elegido de Dios y para las naciones?

En su visión, Zacarías vio un ángel de Dios moverse para interceder por Judá. Comenzó con la pregunta: “¿Hasta cuándo?” En la Biblia, esta pregunta se usa a menudo como una expresión de la angustia de la gente y su súplica a Dios pidiendo ayuda (Sal. 74:10; Isa. 6:11; Dan. 8:13). La respuesta a la pregunta vino directamente por medio del ángel intérprete, que luego la pasó al profeta. Contenía palabras que prometían la bondad y el consuelo de Dios.

A Zacarías se le dijo que proclamara que su Dios estaba muy celoso por Jerusalén (Zac. 1:14). Los celos pueden tener connotaciones negativas, pero en la Biblia también pueden ser una expresión del amor de Dios. Dios amó a su pueblo y esperaba que ellos fueran fieles. En contraste con su amor por Jerusalén, el ángel dijo que Dios estaba enojado con las naciones que habían tratado tan duramente a su pueblo. La plena acusación contra las naciones era que añadieron a la calamidad de la disciplina divina el ir demasiado lejos en su trato duro con los cautivos.

Zacarías 1:14 reconoció que Dios había estado enojado, pero prometía devolverles consuelo. Dios comisionó al profeta a proclamar que su propósito era que volvieran a Jerusalén con compasión. Dios consolaría a Sion (ver Isa. 40:1), mientras su enojo sería dirigido a sus enemigos. Jerusalén sería restaurada, y otra vez sería la morada de Dios.

Considera de nuevo Zacarías 1:3. ¿Cómo “vuelve” una persona a Dios? ¿De qué maneras es este un llamado a una relación personal restaurada entre Dios y su pueblo? ¿Cómo “volvemos” a Dios cada día, si es que volvemos?