“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como la de un cordero sin mancha y sin contaminación”.
1 Pedro 1:18 y 19
PERDÓN
Lee Miqueas 7:18 al 20. ¿Qué imagen de Dios encontramos en este pasaje?
Los últimos tres versículos del libro de Miqueas se concentran en la relación de Dios con su remanente. El texto describe en forma hermosa por qué Dios no tiene rival. Él es incomparable por su amor y su gracia perdonadora. La característica destacada de Dios, en el libro de Miqueas , es su disposición a perdonar. Miqueas enfatiza este punto al usar diversas expresiones para los atributos de Dios (vers. 18) y sus realizaciones (vers. 19, 20). Esto se explica mejor en Éxodo 34:6 y 7, una de las descripciones más amadas del carácter de Dios.
Es interesante que varias palabras vitales de Miqueas 7:18 al 20 se usan también en el Canto del Siervo en Isaías 53, señalando el hecho de que el medio del perdón viene de aquel que está sufriendo por el pueblo.
Lamentablemente, no todos gozarán de la gracia salvadora de Dios. El perdón de Dios no es barato ni automático. Involucra la lealtad. Los que han experimentado su gracia responden del mismo modo, tal como vemos en Miqueas 6:8. Así como Dios “se deleita en misericordia” (7:18), llama a su remanente a “amar misericordia” (6:8). Su pueblo imitará el carácter de Dios. Su vida demostrará su amor, su compasión y su bondad.
En la Biblia, Miqueas 7:18 al 20, con su énfasis en el perdón, es seguido de inmediato por Nahum 1:2 y 3, con su énfasis en el juicio. Esto despliega las dos dimensiones del trato de Dios con nosotros: perdona a los arrepentidos y castiga a los impíos. Ambos lados pertenecen a Dios. Él es Salvador y Juez. Estos dos aspectos del carácter de Dios son complementarios, no contradictorios. Un Dios compasivo puede también ser un Dios justo. Sabiendo esto, podemos descansar seguros en su amor, su perdón y su justicia total.
Lee Miqueas 6:8. ¿Qué es más fácil: pretender tener fe en Jesús o vivir esa fe? ¿Cómo puedes mejorar esta última parte?