“Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?”
Juan 4:28 y 29
EL MÁS BAJO DE LOS BAJOS
Lee Marcos 5:1 al 20. Compara la situación de este hombre con el aprieto de las personas sin casa en la actualidad. Compara su descripción con la de pacientes mentalmente enfermos. ¿Qué semejanzas y qué diferencias existen? ¿Cómo trata la sociedad moderna a las personas que sufren enfermedades mentales? ¿Qué explica la exhortación de Cristo en cuanto a que publicara el evento, aunque consistentemente aconsejó a otros mantener el secreto?
Desde la perspectiva actual de muchos, es difícil imaginarse a alguien en un estado tan lamentable, y viviendo en un cementerio. Aunque algunos aleguen que este hombre meramente era un insano, el texto enseña otra cosa. (Además, ¿cómo encaja esa idea con lo que les pasó a los cerdos?)
Un punto vital para nosotros, en esta historia, es que ninguno, sin importar cuán trastornado esté y cuál sea la razón (posesión demoníaca, enfermedad mental, uso de drogas, etc.), ha de ser ignorado. En algunos casos, es necesaria una ayuda profesional, que se debería dar cuando fuese posible.
Como cristianos debemos recordar que Cristo murió por cada uno; y aun aquellos que podemos considerar más allá de nuestra posibilidad de ayuda merecen tanta misericordia, respeto y bondad como sea posible. Además, ¿quiénes somos nosotros para juzgar que alguno es un caso sin esperanzas, más allá del poder de Dios? Desde nuestra perspectiva, las cosas pueden verse malas; pero, desde la perspectiva de Dios, cada ser humano es de valor infinito. Si no fuera por la cruz, ninguno de nuestros casos tendría esperanza, algo digno de recordar al confrontar a personas perturbadas y dañadas.
Medita en algunas personas que conoces que están en muy mala condición, ya sea mental, espiritual o física, o por cualquier otra razón. Trata de considerarlas de la manera en que crees que nuestro Dios, incondicionalmente amante, las considera. Además de orar por ellas, ¿qué puedes hacer, de alguna manera, para ministrar a sus necesidades y mostrarles algo del amor de Dios?