“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”

Juan 15:8.

 

PERDIDO Y HALLADO

jueves 20 de marzo, 2014

Mediante la enseñanza y el ejemplo personales, Jesús instruyó a sus discípulos para que se asociaran con los pecadores, aun los notorios, como las prostitutas y los cobradores de impuestos. ¿De qué otro modo podrían discipular al mundo entero? Muchas veces, su enseñanza se concentró en estos pecadores. Los caracterizó como “perdidos”, lo que demuestra cuán misericordioso era Cristo. Podría haberlos caracterizado como “rebeldes” (y claramente lo eran), o “depravados”. En cambio, eligió llamarlos “perdidos”.

Perdido no tiene las connotaciones negativas contenidas en esas otras palabras. Más que castigar a las almas caídas, deberíamos seguir el ejemplo de Cristo. Perdidos es una descripción generosa, porque la responsabilidad está colocada sobre quienes los encuentran. Los comentarios de menosprecio alejan a los perdidos. Un lenguaje neutral transmite aceptación y la posibilidad de trabar relaciones. Por lo tanto, debemos ser cuidadosos con las palabras que usamos y, también, con lo que pensamos, pues nuestros pensamientos impactan sobre nuestras actitudes hacia otros.

En todos los evangelios, Jesús estimula a los creyentes a llegar a ser “halladores”. Quiere que amemos y alcancemos a los perdidos, sin importar el tipo de personas que son o la clase de vida que lleven.

“Este es el servicio que Dios ha escogido: ‘Desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo [...] y no te escondas de tu carne’ (Isa. 58:6, 7). Cuando comprendáis que sois pecadores salvados solamente por el amor de vuestro Padre celestial, sentiréis tierna compasión por otros que están sufriendo en el pecado. No afrontaréis más la miseria y el arrepentimiento con celos y censuras. Cuando el hielo del egoísmo de vuestros corazones se derrita, estaréis en armonía con Dios, y participaréis de su gozo por la salvación de los perdidos”

PVGM 166

Estudia Lucas 15. ¿Qué mensaje esencial aparece en todas estas parábolas? ¿Qué debe decirnos ese mensaje sobre la forma en que Dios considera a los perdidos y nuestra responsabilidad hacia ellos?