“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”
Apocalipsis 14:12
De Moisés hasta Jesús
Aunque los códigos legales antiguos que se encontraron en Egipto y en Mesopotamia evidencian un conocimiento muy difundido de los principios que se encuentran en la Ley de Dios, ninguno de ellos es completo, pues muchos de estos códigos también contienen leyes que promueven la idolatría y otras prácticas que Dios condenó más tarde. Así que, Dios eligió a un pueblo para ser mayordomos de su Ley. Este pueblo fue la nación hebrea, los descendientes de Abraham y herederos de la promesa del Pacto hecha al patriarca muchos siglos antes, promesa cuyo cumplimiento definitivo se encontró solamente en Jesús.
Lee Deuteronomio 7:6 al 12. ¿De qué modo este pasaje revela la estrecha relación que hay entre la Ley y la gracia?
Cuando Dios eligió a Israel para ser el depositario de su Ley, sabía que era un pueblo imperfecto. No obstante, le confió la tarea de compartir su voluntad con otros pueblos imperfectos. La misma designación “reino de sacerdotes, y nación santa” (Éxo. 19:6) muestra que los israelitas debían ser los sacerdotes mediadores de Dios para el mundo entero. Israel había sido escogido para llevar la voluntad de Dios a las naciones que estaban confundidas. Y, a pesar de los errores, las fallas y, a veces, las rebeliones de Israel, igual vino el Mesías a ese pueblo, vivió con él, lo ministró y murió, cumpliendo la promesa del pacto hecha a Abraham muchos siglos antes.
Lee Gálatas 3:6 al 16. ¿Qué escribió Pablo que ayuda a aclarar el verdadero significado de la promesa del Pacto?
Aunque muchos en el antiguo Israel entendieron que la “simiente” representaba a Israel como una entidad corporativa única, Pablo aquí presenta a Jesús como el verdadero y completo cumplimiento de la promesa del Pacto. Por eso, el evangelio mismo, con su claro énfasis tanto en la Ley como en la gracia, revela más plenamente el Pacto.
Piensa en el prolongado tiempo que pasó desde que Abraham recibió la promesa del Pacto hasta el tiempo de Cristo. ¿Qué nos dice esto acerca de la necesidad de paciencia cuando se trata de confiar en Dios?