“También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo”

Marcos 2:27 y 28

Cristo, el creador del sábado

domingo 7 de septiembre, 2014

¿Qué indican los siguientes versículos acerca del papel de Jesús en la Creación? ¿Por qué esto es tan importante, especialmente al considerar el origen del sábado? Juan 1:1 al 3; Col. 1:16; Heb. 1:1 y 2.

Juan introduce su Evangelio con la famosa declaración: “En el principio era el Verbo [...]. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:1-3). Tanto Juan como Pablo no dejan lugar a dudas en cuanto al papel de Cristo en la Creación. Dios el Hijo, Jesucristo, creó todas las cosas: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles [...]; todo fue creado por medio de él y para él” (Col. 1:16, 17). A través de Cristo, Dios creó el universo, incluyendo el sistema solar, la Tierra y todo lo que hay en ella, animado e inanimado.

Cristo, que habría de ser el Redentor del hombre, también fue su Creador. Y allí mismo, al final de la semana de la Creación, el Señor nos dio un día de descanso.

“Por haber sido hecho el sábado para el hombre, es el día del Señor. Pertenece a Cristo. [...] Como lo hizo todo, creó también el sábado. Por él fue apartado como un monumento recordativo de la obra de la Creación”

DTG, p. 255

El mismo Dios que creó a la humanidad con la necesidad de descansar también proveyó los medios para hacerlo: un día en la semana en el cual los seres humanos han de dejar a un lado las preocupaciones y los afanes de la vida cotidiana, y descansar en él, el Creador. Luego de terminar la Creación, Dios mismo descansó en el séptimo día, no porque estuviera cansado, sino a fin de bendecir y santificar el sábado, y darnos un ejemplo para seguir. Y él también reposó en sábado cuando consumó nuestra redención en la cruz, no porque lo necesitara, sino a fin de, entre otras cosas, confirmar el valor perpetuo del sábado. Cristo, que invita a los seres humanos inquietos a descansar en él (Mat. 11:28, 29), nos invita a hacerlo de un modo especial, una vez a la semana, cada sábado.

El descanso sabático nos une, al principio de la creación de la Tierra, a las mismas bases de nuestra existencia. ¿Qué mejor momento para meditar en la importante pregunta: ¿Qué estoy haciendo con la vida que Dios me ha regalado?