“Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”

Santiago 2:26

LA FE DE ABRAHAM

miércoles 5 de noviembre, 2014

Lee Santiago 2:21 al 24, y compáralo con Romanos 4:1 al 5, y 22 al 24. ¿Cómo se describe la fe de Abraham, y sobre qué se basa la justificación?

Tanto Santiago como Pablo citan Génesis 15:6, pero parecieran llegar a conclusiones opuestas. De acuerdo con Santiago, Abraham fue justificado por obras, pero Pablo parece negar esta posibilidad (Rom. 4:2; comparar con el vers. 24).

Sin embargo, lo que el contexto inmediato de Romanos 4 procura aclarar es si la circuncisión es necesaria para la justificación; es decir, si los gentiles debían llegar a ser judíos a fin de ser salvos (Rom. 3:28-30). Pablo muestra que la fe de Abraham, no su “obra” de ser circuncidado, fue la base de la justificación, porque Abraham creyó antes de estar circuncidado. Abraham fue circuncidado más tarde, como una señal externa de su fe interna (Rom. 4:9-11). Pero las obras solas, aun la circuncisión, no eran suficientes para la justificación, porque solo los que “siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham” (Rom. 4:12) serán justificados.

¿Es este énfasis muy diferente del de Santiago? Pablo usa la misma “prueba” de la fe de Abraham que usa Santiago (ver Rom. 4:17-21). Abraham creyó que Dios podía resucitar a Isaac de los muertos, porque él “da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen” (vers. 17; compara con Heb. 11:17- 19). Pablo también define la fe salvadora como estar “plenamente convencido de que era poderoso para hacer todo lo que había prometido” (Rom. 4:21). Es decir, la fe que confía en que Dios mantiene sus promesas, y obedientemente depende de su palabra, es una fe salvadora. Estas obras no son “obras de la Ley” sino “obras de fe”. O, como dice Santiago: “¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?” (2:22).

Muchos enfatizan la importancia de la fe y las obras, pero aun esto las separa hasta cierto punto. La verdadera fe es una “fe que obra por el amor” (Gál. 5:6). Las buenas obras no son solo la señal exterior de la fe; son el resultado de la fe. La fe de Abraham en Dios lo motivó a obedecer a Dios y a ofrecer su único hijo, Isaac. Según Santiago, la obediencia perfecciona la fe.

¿Cuál es tu experiencia con la forma en que las obras (o la falta de ellas) impactan tu fe?