“Uno solo es el dador de la Ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?
Santiago 4:12
¿CRÍTICAS O DISCERNIMIENTO?
“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la Ley y juzga a la Ley; pero si tú juzgas a la Ley, no eres hacedor de la Ley, sino juez” (Sant. 4:11). ¿De qué modo juzgar a otros equivale a juzgar la Ley?
La frase inicial del versículo 11 se puede traducir literalmente como “hablar en contra de” y podría incluir varios pecados del habla, incluyendo la calumnia, el falso testimonio, y palabras airadas (ver Lev. 19:15-18). Santiago parece usar aquí un lenguaje más suave que en el capítulo 3; pero, las implicaciones de hablar contra el hermano parecen más serias, pues pone en duda la Ley misma. Al ponernos como jueces, ignoramos nuestras propias debilidades (ver Mat. 7:1-3) y nos centramos en los errores de otro, como si estuviéramos fuera de la Ley o por encima de ella. Con esto también dejamos de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Lev. 19:18). De este modo, no estamos guardando la Ley.
Sin embargo, aunque no deberíamos juzgar a otros, necesitamos aprender a tener discernimiento espiritual.
Identifica las áreas en las que se necesita el discernimiento espiritual, en los siguientes pasajes: Hech. 17:11; 1 Cor. 6:1-5; 2 Cor. 13:5; Fil. 1:9; 1 Juan 4:1; Gál. 6:1.
Debemos comparar lo que la gente enseña y predica con la Palabra de Dios. También debemos, si es posible, animar a los feligreses a resolver sus diferencias entre ellos en lugar de ir a los tribunales, donde los jueces pueden estar guiados por la Palabra de Dios, o no. Pero, más importante, debemos examinarnos a nosotros mismos en cuanto a nuestra fe, y si lo que contemplamos es elevador y excelente o perjudicial para nuestra experiencia espiritual.
Es muy fácil criticar y juzgar a otros, especialmente cuando hacen cosas que no nos gustan. ¿Cómo podemos saber si hemos cruzado la línea entre el discernimiento espiritual y poner en tela de juicio la Ley de Dios?