“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” Jer. 31:3

La culminación del Evangelio

jueves 25 diciembre, 2014

“Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas” Apoc. 10:7

Es significativo que Apocalipsis 10:7 es el único versículo fuera de Apocalipsis 14:6 que se refiere a la predicación del evangelio (la palabra griega para “anunció” es euangelízo, “proclamar las buenas nuevas”). Estos dos capítulos son especiales para los adventistas, porque describen nuestra vocación y comisión. Dios nos ha comisionado específicamente para proclamar el “evangelio eterno”.

Como vimos, el evangelio es el mismo del Génesis al Apocalipsis. La ley es la misma. El pacto es el mismo. Jesús, Pablo y Santiago afirman que el evangelio es el mismo que creyó Abrahán (Juan 8:56; Rom. 4:13; Sant. 2:21-23). Algunos tienen dificultad con esta afirmación porque definen el evangelio en forma más estrecha que la Escritura. La fe obediente de Abrahán, se originó con su visión anticipada del sacrificio de Jesús. No necesitamos equilibrar nuestra fe con obras a fin de ser salvos. La fe sola es suficiente, pero no debe ser una fe intelectual como tienen los demonios, ni una fe presuntuosa que reclama las promesas de Dios sin cumplir con las condiciones de la salvación; más bien debe ser una fe que obra.

¿Por qué las referencias en Apocalipsis 12:17 y 14:12 a guardar los mandamientos, y al testimonio y la fe de Jesús, son importantes en el contexto del evangelio eterno?

El tema decisivo al final del tiempo es: ¿a quién adoraremos y obedeceremos? ¿Al Dios “que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apoc. 14:7)? ¿O a la bestia y a su imagen? La obediencia a los mandamientos (incluyendo el sábado) por medio de la fe de Jesús distingue a los que permanecen fieles hasta el fin. La verdadera religión demanda fe y obediencia.

“Aunque fue a menudo en medio de oprobios y persecuciones, nunca se dejó de rendir testimonio constante al carácter perpetuo de la ley de Dios y a la obligación sagrada del sábado de la creación.

“Estas verdades, tal cual están presentadas en Apocalipsis 14, en relación con el ‘evangelio eterno’, serán lo que distinga a la iglesia de Cristo cuando él aparezca”. CS 506

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