“Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras” Prov. 8:22
Regocijo en la Creación
En Génesis 1 vemos que cada paso de la creación concluye con el mismo estribillo: “Y vio Dios que era bueno” (Gén. 1:4, 10, 12, 18, 21, 25, 31). El último paso (vers. 31) va más allá todavía: “Era bueno en gran manera”. La palabra hebrea para “bueno” contiene la idea de regocijo y, además, implica una relación. Al final de la semana de la creación, Dios se detiene para gozar plenamente de su creación (Gén. 2:1-3). Y Dios bendice ese momento de pausa: el sábado. Del mismo modo, nuestro poema concluye indicando que la sabiduría se goza en la creación.
Lee Proverbios 8:30 y 31. ¿Por qué se regocijaba la sabiduría?
El regocijo de la sabiduría refleja la alegría de Dios en la creación. Este gozo no solo ocurre “diariamente” en cada etapa de la creación, sino también corona la obra creadora, cuando la creación –de la vida sobre la Tierra– se completó.
En Proverbios 8, encontramos la razón para el gozo de la sabiduría: “Mis delicias son con los hijos de los hombres” (vers. 31). El sábado, al final de la semana de la creación, Dios estableció una relación con los seres humanos. La aplicación inmediata de esta pausa y alegría divinas, después de la obra de la semana, tiene implicaciones para la experiencia humana del sábado: “Siguiendo el modelo del Creador, él también pude mirar atrás a su obra terminada, con gozo, placer y satisfacción. De este modo, el hombre puede alegrarse no solo en la creación de Dios, sino también en su gobierno responsable de la creación, no en su explotación” (G. F. Hasel, en K. A. Strand, The Sabbath in Scripture and History, p. 23).
Lee Colosenses 1:15 al 17 y 2:3, Apocalipsis 3:14, y Juan 1:1 al 14. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de la función de Jesús en la creación misma? ¿Por qué esa actividad como Creador es tan importante para comprender su función como nuestro Redentor?