“Mejor es un bocado seco, y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones” Prov. 17:1

Sé veraz

jueves 12 de febrero, 2015

Un rey necesitó designar un nuevo ministro para el cargo más alto de su reino. Para ello, organizó un concurso especial acerca de la mentira: quién podría pronunciar la mentira más grande. Todos sus ministros se inscribieron, y cada uno fue y dijo su mentira más grande. Pero el rey no estuvo satisfecho; sus mentiras parecían pobres. El rey, entonces, preguntó a su consejero más confiable:

–¿Por qué no te presentaste al concurso?

–Majestad, lamento haberlo defraudado, pero no puedo inscribirme en ese concurso –contestó el consejero.

-¿Por qué no? –preguntó el rey.

-Porque nunca miento –respondió el consejero.

El rey decidió designarlo a él para el cargo.

Como pecadores, mentir es para nosotros más fácil de lo que pensamos; por ello, cuán cuidadosos debemos ser con nuestras palabras.

Lee Proverbios 19. Aunque aquí aparecen muchos temas, ¿qué dice acerca del mentir?

El libro de Proverbios sostiene una elevada norma ética. Es mejor continuar siendo pobre o aun perder una promoción si, para obtenerla, tenemos que mentir o sacrificar nuestra integridad (Prov. 19:1), si tenemos que hacer trampas o el precio es la falta de fidelidad (Prov. 19:22).

Lee Proverbios 19:9. ¿Cuál es la responsabilidad de un testigo?

Mentir, en sí mismo, ya es bastante malo; pero hacerlo en un tribunal y bajo juramento es aún peor. En muchos países, el perjurio es un crimen, y muy serio. El testigo, por lo tanto, debe dar un testimonio veraz. No es accidental que este versículo siga a la mención de los “amigos de quienes reparten regalos” (Prov. 19:6, NVI), y del pobre que es odiado por sus amigos y aun por sus hermanos (Prov. 19:7). El punto es: los testigos no deben ser influenciados por sobornos o por la condición social de aquel de quien testifican.

Lee Deuteronomio 24:10 al 22. ¿Qué principio importante se ve aquí, y cómo debemos aplicar esto a nosotros mismos y en nuestro trato con los necesitados?