“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” Mat. 5:3

Conclusión

viernes 20 marzo, 2015

Para Estudiar y Meditar:

“Tendríamos que reverenciar la Palabra de Dios. Deberíamos manifestar respeto por cada ejemplar de ella, no darle usos comunes ni manejarlo descuidadamente. Nunca se debería citar la Escritura en broma, ni usada para decir un chiste. ‘¡Toda palabras de Dios es limpia’. ‘Como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces’ (Prov. 30:5; Sal. 12:6)” Ed 244

“Las primeras palabras que dirigió Cristo al pueblo en el monte, fueron palabras de bienaventuranza. Bienaventurados, dijo, los que reconocen su pobreza espiritual, y sienten su necesidad de redención. El Evangelio ha de ser predicado a los pobres. No es revelado a los que son orgullosos espiritualmente, a los que pretenden ser ricos y no necesitar nada, sino a los humildes y contritos.[…] El Señor no puede hacer nada para sanar al hombre hasta que, convencido éste de su propia debilidad y despojado de toda suficiencia propia, se entrega al dominio de Dios. Entonces puede recibir el don que Dios espera concederle. De nada es privada el alma que siente su necesidad. Ella tiene acceso sin reserva a Aquel en quien mora toda la plenitud” DTG 266, 267

Preguntas para Dialogar:

  1. Medita en el plan de salvación y lo que se necesitó para salvarnos. Es decir, somos tan caídos, tan corruptos, tan malos, que una mera regeneración no hubiera sido suficiente para redimirnos del pecado. No importa cuánto seamos cambiados y restaurados, pues la regeneración y la restauración no pueden salvarnos. Necesitábamos un sustituto, alguien que legalmente ocupara nuestro lugar, y cuya justicia sola es suficiente para ponernos en armonía con Dios. ¿Qué debería decirte esta realidad acerca de por qué la arrogancia y el orgullo tienen que ser los peores pecados en seres caídos como nosotros?
  2. ¿Cuáles son algunas maneras diferentes en que tu misma existencia depende de Dios? ¿Qué cosas en la naturaleza misma nos muestran cómo Dios sostiene nuestra existencia?
  3. Medita en la oración registrada en Proverbios 30:7 al 9. Considera el equilibrio que muestra. ¿Cómo podemos tener equilibrio en todo lo que hacemos? ¿Por qué esto es tan importante?

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