“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” Luc. 9:23
EL LLAMADO AL DISCIPULADO
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 5:1-11; 6:12-16; 9:1-6; Mateo 10:5-15; Lucas 10:1-24; 9:23-25; Mateo 16:24-28.
“DISCÍPULO” SIGNIFICA SEGUIDOR, alumno. La palabra discípulo aparece más de 250 veces en la Biblia, mayormente en los evangelios y en Hechos.
Ser un discípulo da energía al espíritu, desafía la mente y demanda lo máximo en nuestra relación con Dios y nuestros prójimos. Sin una lealtad total a Cristo y a las demandas de su vida y su mensaje, no puede haber discipulado. ¿Qué vocación más elevada podríamos tener?
“Dios toma a los hombres como son, y los educa para su servicio si quieren entregarse a él. El Espíritu de Dios, recibido en el alma, vivificará todas sus facultades. Bajo la dirección del Espíritu Santo, la mente consagrada sin reserva a Dios se desarrolla armoniosamente, y se fortalece para comprender y cumplir los requerimientos de Dios. El carácter débil y vacilante se transforma en un carácter fuerte y firme. [...] y llega a ser semejante a Cristo en mente y carácter” DTG 216
Esta semana consideraremos de qué modo llamó Jesús a los que habían de seguirlo, y qué lección podemos aprender que puede ayudarnos en nuestra continuación de la obra que él comenzó en la Tierra.