“El día de reposo [sábado] fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo [sábado]. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo [sábado]” Mar. 2:27, 28
“CONFORME A SU COSTUMBRE” (LUC. 4:16-30; VER TAMBIÉN ISA. 61:1, 2)
“Y en el día de reposo [sábado] entró en la sinagoga, conforme a su costumbre” (Luc. 4:16). Este es un buen texto adventista. La mayoría de nosotros lo usamos en reuniones evangelizadoras o en estudios bíblicos para enfatizar el hecho de que era una práctica de Jesús observar el sábado.
Las sinagogas desempeñaban una función vital en la vida religiosa judía. Durante el exilio, cuando ya no existía el Templo, las sinagogas fueron edificadas para la adoración y para enseñar a los niños pequeños. Una sinagoga podía edificarse siempre que hubiera por lo menos diez familias judías. Creciendo en Nazaret, Jesús siguió la “costumbre” de ir a la sinagoga cada sábado, y ahora, en su primer viaje de regreso a su pueblo, el sábado lo encuentra en la sinagoga.
Lee Marcos 1:21 y 6:2; Lucas 4:16 al 30; 6:6 al 11; 13:10 al 16; y 14:1 al 5. ¿Qué nos enseñan estos textos acerca de Jesús y el sábado? Al leerlos, pregúntate dónde hay indicaciones de que Jesús estaba aboliendo nuestra obligación de guardar el sábado, o que señalen otro día para reemplazarlo, si las hay. “Conforme a su costumbre” (Luc. 4:16). Solo Lucas usa esta frase: cuando Jesús asistió a la sinagoga en Nazaret (4:16) y cuando, al acercarse la Cruz, Jesús “se fue, como solía [“como de costumbre”, NVI] al monte de los Olivos” (22:39). En ambas ocasiones, la “costumbre” tenía que ver con la adoración y la oración.
¿Por qué debemos acostumbrarnos a ir a la iglesia los sábados, como Jesús iba a la sinagoga los sábados?
Primero, Dios está en todas partes. Podemos adorarlo en cualquier lugar, pero hay algo especial en reunirnos en un lugar específico en el día designado en la creación y ordenado en la Ley moral de Dios.
Segundo, proporciona una oportunidad pública de afirmar que Dios es nuestro Creador y Redentor.
Finalmente, da la oportunidad para el compañerismo, y para compartir con otros los gozos y las preocupaciones.
Aquellos que, por causa de que observamos el sábado, nos acusan de legalismo, o de estar en esclavitud, han perdido obviamente la gran bendición que puede traer consigo el sábado. ¿De qué maneras has experimentado cuán liberadora puede ser la observancia del sábado?