“El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” Luc. 19:10
LA MISIÓN DE JESÚS
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 15:4-7, 11-32; 16:19-31; 18:35-43; 19:1-10.
SI TUVIÉRAMOS QUE ESCRIBIR una descripción de la misión de Jesús, no podríamos hacerlo mejor que repitiendo sus propias palabras: “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.
¿Qué se había perdido? La humanidad misma, que estaba alienada de Dios, sujeta a la muerte, y llena de temor, chasco y desesperanza. Si no se hubiese hecho nada en nuestro favor, todo estaría perdido. Pero, gracias a Jesús, todos tenemos grandes razones para estar esperanzados.
“Al caer, el hombre se apartó de Dios: la tierra fue cortada del cielo. A través del abismo existente entre ambos no podía haber ninguna comunión. Mas, mediante Cristo, el mundo está unido otra vez con el Cielo. Con sus propios méritos, Cristo ha salvado el abismo que el pecado había hecho. [...] Cristo une al hombre caído, débil y miserable con la Fuente del poder infinito” CC 19
Del Génesis al Apocalipsis, la Biblia es la historia de Dios en busca de la humanidad perdida. Lucas ilustra esta verdad usando tres parábolas importantes: la oveja perdida (Luc. 15:4-7), la moneda perdida (vers. 8-10) y el hijo perdido (vers. 11-32).