“Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe” Luc. 17:5

SEGUIR A JESÚS EN LA VIDA DIARIA

sábado 30 de mayo, 2015

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 11:37-54; 12:4-21, 35-53; Amós 6:1; Lucas 8:4-15; .

AUNQUE JESÚS FUE UN GRAN MAESTRO, nunca estableció una escuela de teología o de filosofía. Su propósito era “buscar y salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10). Vino para revelar el carácter de Dios, una revelación que culminó en la cruz, donde no solo mostró a la humanidad y a los mundos no caídos cómo era Dios realmente, sino también pagó la penalidad por el pecado de los seres humanos a fin de que, a pesar de su naturaleza caída, pudieran ser redimidos.

Al hacer esto, también creó una comunidad redimida, formada por todos los que, habiendo sido salvados por su muerte, eligieron copiar su modelo de vida y sus enseñanzas.

La invitación a ser parte de esta comunidad redimida es un llamado a una lealtad absoluta a quien los llama, a Cristo mismo. Lo que él dice llega a ser la ley de la vida para los discípulos. Lo que él desea llega a ser el único propósito de la vida del discípulo. Ninguna bondad externa o perfección doctrinal pueden ocupar el lugar de la lealtad total a Cristo y a su voluntad.

El discipulado, que debemos exclusivamente al Cristo que mora en nosotros, hace que ciertos requerimientos sean imperativos. No permite competencia ni sustitución.