“Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios” Luc. 13:29
EL REINO Y LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO
Cuando Jesús habló del Reino de Dios, habló de dos certezas: 1) la actividad de Dios en la historia por medio de Cristo para salvar a la humanidad del pecado, y 2) la conclusión de la historia que hará Dios al restaurar a los salvados a su plan original: vivir con él para siempre en la Tierra hecha nueva (Apoc. 21:1-3). Lo primero, como ya vimos, llegó en la misión y el ministerio de Cristo. Por él, ya estamos en el Reino de la gracia (Efe. 1:4-9). La segunda parte, la reunión de los salvados en el Reino de gloria, es la esperanza futura que tienen los que esperan a Cristo (Efe. 1:10; Tito 2:13). Jesús y el resto del Nuevo Testamento vinculan ese momento histórico, cuando los fieles heredarán el Reino de gloria, con la segunda venida de Cristo.
La segunda venida de Cristo es la culminación de las buenas nuevas que Jesús proclamó cuando vino por primera vez. El mismo Jesús que derrotó el pecado y a Satanás en el Calvario está próximo a regresar para comenzar el proceso que erradicará el mal y purificará esta Tierra de la tragedia que Satanás infligió a la creación de Dios.
Lee Lucas 21:34 al 36. En tus propias palabras, resume el mensaje básico del texto. Al hacerlo, considera tu vida y pregúntate de qué manera se aplican a ti estas palabras. ¿Qué necesitas hacer para estar seguro de que sigues lo que Jesús nos dice aquí?
Al esperar el regreso de Jesús, se nos invita: “Velad [...] orando que seáis tenidos por dignos [...] de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (vers. 36).
Los que han experimentado el Reino de gracia deben esperar, velar y orar por el Reino de gloria. Entre el uno y el otro, entre lo que ya es y lo que no es todavía, los creyentes han de ocuparse en el ministerio y la misión, viviendo y esperando, nutriéndose y testificando. La espera de la segunda venida de- manda la santificación de nuestra vida aquí y ahora.