“Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (Est. 4:14).

ESTER Y MARDOQUEO

sábado 1 de agosto, 2015

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Ester 1-10; 1 Corintios 9:19-23; Juan 4:1-26; Hechos 17:26; Mateo 22:21; Romanos 1:18-20.

ESTER VIVIÓ DENTRO DEL CORAZÓN políticamente peligroso del Imperio Persa. Su misión la involucró en una serie de asombrosos contrastes. Huérfana, parte de una minoría étnica y religiosa, llegó a ser la esposa del rey persa. Pero, no fue un simple “cuento de hadas”. Más bien, al tiempo que aumentó su estatus, ella fue preparada para cumplir una misión muy especializada. Esta requería, al comienzo, la arriesgada estrategia de vivir de “incógnito”, manteniendo su origen en secreto. Más tarde, tuvo que hacer una peligrosa revelación de su etnia y su fe.

Apoyada por su primo y padre adoptivo, Mardoqueo, su valiente testimonio en la corte Persa salvó a su pueblo, invirtió la baja situación social de ellos y los hizo objeto de la admiración de todo el imperio.

Como resultado de su fidelidad, el conocimiento del Dios verdadero llegó a ser difundido entre sus captores paganos. Aunque no es una historia “típica” de misioneros, la narración de Ester y Mardoqueo presenta principios interesantes que nos ayudan a comprender lo que significa testificar en circunstancias peculiares.