“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:13, 14).

SOLDADOS Y ATLETAS

lunes 14 septiembre, 2015

Como hábil comunicador, Pablo usaba lo familiar para explicar lo desconocido. Tomó elementos del mundo grecorromano para ilustrar la nueva vida en Cristo. Usó dos áreas en sus metáforas educativas: los atletas y los soldados romanos.

La afición por el atletismo captaba al mundo en tiempos de Pablo, como ocurre hoy. Los antiguos griegos amaban la competición, y realizaban no menos de cuatro ciclos separados de competencias de tipo olímpico, ubicados en diferentes lugares de Grecia. Los romanos heredaron y promovieron algo más la competición atlética. Las carreras pedestres eran los eventos más populares e incluían una carrera de hombres vestidos con su armadura militar completa. La lucha también era popular. Los atletas se entrenaban con diligencia, y en esto las clases sociales eran de poca importancia, ya que la resistencia y el desempeño eran las metas.

¿Qué lecciones para la vida cristiana habrán encontrado los lectores de Pablo en los siguientes pasajes? 1 Cor. 9:24-27; Gál. 5:7; 1 Tim. 6:12; 2 Tim. 2:5.

Comenzando con Augusto, los emperadores romanos reemplazaron a los soldados temporarios con guerreros permanentes, establecidos en guarniciones por todo el Imperio Romano, y actualizaban sus armaduras y su armamento. Los soldados del tiempo de Pablo eran reclutados de diversos grupos étnicos y nacionalidades, fueran ciudadanos romanos o no. A la espera de recompensas que recibirían al terminar su período de servicio, los soldados prometían su lealtad total al emperador romano gobernante, quien, en tiempos de conflicto, los dirigía personalmente en las batallas.

En los siguientes pasajes, ¿qué comparaciones hizo Pablo entre un soldado y un cristiano? 2 Cor. 10:4, 5; Efe. 6:10-18; 1 Tim. 6:12; 2 Tim. 2:3, 4.

En lo que tal vez fue su última carta, Pablo aplicó la vida militar y el atletismo a su vida como misionero cristiano: “He peleado la buena batalla, he acabo la carrera, he guardado la fe” (2 Tim. 4:7).

¿En qué sentidos la fe es una batalla y es una carrera? ¿Cómo has experimentado la realidad de ambas metáforas en tu propia vida cristiana? ¿Qué metáfora describe mejor tu propia experiencia, y por qué?



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