JESÚS Y EL NUEVO PACTO
La profecía de Jeremías acerca del nuevo pacto contiene una doble aplicación: primero, se refiere al retorno de Israel a Dios y a que él los llevaría a casa; segundo, se refiere a la obra de Jesús el Mesías, cuya muerte ratificó el pacto, y cambiaría la relación entre los humanos y Dios. En el nuevo pacto obtenemos la expresión más plena del plan de salvación, que antes había sido revelada solo en sombras y tipos (Heb. 10:1).
Lee Lucas 22:20 y 1 Corintios 11:24 al 26. ¿Cómo se vinculan estos textos con la profecía de Jeremías?
El pan es un símbolo del cuerpo quebrantado de Cristo, representado por el cordero pascual sacrificado, como fue revelado en el Antiguo Testamento. El jugo de la vid representa la sangre de Jesús derramada en la cruz, revelada en el Nuevo Testamento. La obra de Jesús no comenzó con el Nuevo Testamento; abarca también el Antiguo, y en el Servicio de Comunión podemos ver el vínculo que une lo que Jesús ha hecho a través de toda la historia de la salvación.
El pan y el jugo, entonces, proveen el resumen más breve de esa historia de salvación. Aunque son solo símbolos, todavía por medio de estos símbolos comprendemos la increíble obra de Dios en nuestro favor.
Pablo usa el Servicio de Comunión para señalar no solo la muerte de Cristo, sino también su retorno, sin lo cual su muerte no tendría significado. Después de todo, ¿qué bien haría la primera venida sin la segunda, cuando seamos resucitados de nuestras tumbas (1 Tes. 4:16; 1 Cor. 15:12-18)? Jesús estableció el mismo vínculo cuando dijo: “Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre” (Mat. 26:29). No hay dudas, la primera venida de Cristo está inseparablemente ligada a su segunda venida. La primera encuentra su cumplimiento definitivo solamente en la segunda.
La próxima vez que participes del Servicio de Comunión, piensa en el voto de Cristo de no beber del fruto de la vid hasta que lo haga con nosotros en el reino de Dios. ¿Cómo te hace sentir esto? ¿Qué dice acerca de la cercanía que Cristo procura tener con nosotros?