“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Gén. 3:15).

LAS CONSECUENCIAS

jueves 07 enero, 2016

Tal vez en la eternidad comprenderemos plenamente cuánto daño causó ese incidente junto al árbol. Todo lo que Dios hizo durante la Creación comenzó a deshacerse. Las relaciones que Dios estableció se fracturaron: entre las personas y Dios (ellos se escondieron de Dios); entre sí (Adán echó la culpa a Eva por sus dificultades); y entre los humanos y el ambiente (la serpiente llegó a ser una enemiga, el suelo produciría ahora espinas y cardos, y solo proporcionaría alimento después de mucho sudor humano).

Lee Génesis 3:10 al 19a>. ¿Qué excusas de Adán y de Eva revelan cómo el daño ya los había afectado?

¿De qué manera trató Dios esas excusas? Antes de que Dios pudiera redimirlos, Adán y Eva tenían que admitir su responsabilidad por lo que habían hecho, y Dios les explicó los resultados de sus acciones. No obstante, primero maldijo a la serpiente, que comería polvo, sería detestada por la mujer y su cabeza sería aplastada (Gén. 3:14, 15).

Entonces, Dios le dijo a Eva que tendría grandes dolores al dar a luz a sus hijos (Gén. 3:16). Adán, por su parte, debía trabajar y transpirar para obtener su comida, en vez de vivir como un rey (Gén. 3:17-19).

Adán y Eva ahora tenían que elegir entre seguir en rebeldía o volver a Dios. El aceptar su responsabilidad por su error fue el primer paso para volver a Dios, pero eso no fue suficiente para resolver el problema del pecado.

Debía haber otra manera de asegurar el futuro de la raza humana, y Dios proveyó un sacrificio animal (Gén. 3:21). Una criatura (una serpiente) los introdujo al pecado y a la fractura de las relaciones divino-humanas; sería otra criatura (un cordero, que señalaría hacia el Libertador futuro) la que aseguraría la restauración, la reconciliación y un futuro (ver Gén. 3:15). Ahora, en vez de ser regentes, Adán y Eva dependerían de la tierra y el uno del otro como nunca antes. “Adán había sido rey de los seres inferiores y, mientras permaneció el a Dios, toda la naturaleza reconoció su gobierno. Pero, cuando pecó, perdió su derecho al dominio” (Ed 26).

Inmediatamente después de la Caída, se nos dio esperanza de salvación (Gén. 3:15). ¿Cómo puedes hacer tuya esa esperanza? ¿De qué forma puedes gozarte en ella, sabiendo que se aplica a ti sin importar tus elecciones pasadas?

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