SEÑOR DE JUDÍOS Y GENTILES
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 14:1-21; Éxodo 3:14; Mateo 14:22-33; Isaías 29:13; Mateo 15:1-20, 21-28.
EN MATEO 15:24, JESÚS DIJO explícitamente: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. No hay dudas de que el ministerio de Cristo, los años en la carne, fue dirigido mayormente hacia la nación de Israel.
Sin embargo, como muestra toda la Biblia, Israel no era el único por el que Dios se interesaba. Dios eligió a Israel para poder bendecir a todos los pueblos de la Tierra.
“Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas” (Isa. 42:5-7).
Por medio de Israel o, más específicamente, por medio del Mesías que surgiría de Israel, Dios alcanzaría a todo el mundo. Esta semana consideraremos un poco más lo que el Señor hizo para alcanzar a los que necesitaban la salvación.