JUDAS VENDE SU ALMA
¡Qué triste es la historia de Judas! Si hubiera muerto antes de su último viaje a Jerusalén, podría estar entre los héroes de la historia sagrada. Edificios de iglesias podrían llevar su nombre. En su lugar, su nombre está ligado con traición y engaño.
Lee Juan 6:70 y Lucas 22:3. ¿De qué manera estos textos nos ayudan a explicar las acciones de Judas?
Por supuesto, echar la culpa a Satanás por lo que hizo Judas está bien, pero no responde a una pregunta básica: ¿Qué había en Judas que se permitió ser dirigido por el diablo hasta llegar a semejante traición? Después de todo, hasta se dijo que Satanás quería llevarse también a Pedro (ver Luc. 22:31). Sin embargo, la diferencia debe de ser que Judas rehusó darse completamente al Señor; debió de haberse aferrado a algún pecado que le permitió a Satanás conducirlo a hacer lo que hizo. Vemos aquí otra consecuencia poderosa de la libertad de elección.
Lee Mateo 26:47 al 50; y 27:1 al 10. ¿Qué lecciones se extraen de la triste historia de Judas?
En Mateo 26:47 al 50, vemos a Judas guiando a una compañía de soldados (unos seiscientos), así como a los principales sacerdotes y ancianos. ¡Qué tremendo momento de poder para Judas! Cuando consigues algo que la gente realmente quiere, posees un poder tremendo, como lo tuvo Judas aquí. Todo estará bien mientras tengas lo que ellos quieren. Pero, si se interesan en ti solo por lo que tienes y luego consiguen de ti lo que quieren, ya no te necesitarán más. Después de unas horas, Judas estaba solo y sin nada.
Otra lección importante se centra en aquello por lo que Judas perdió su alma. ¿Treinta piezas de plata? En términos actuales, la cantidad se dice que es entre uno y tres meses de salario, dependiendo de qué moneda de plata se trate. Aun si fuera diez o cien veces esa cantidad, ¡considera cuánto le costó! Y, como muestra la historia, perdió hasta eso. No pudo gozar nada de ello; en cambio, tiró todo a los pies de quienes se lo habían dado. Qué buen ejemplo de la forma en que, al fin, cualquier cosa que nos haga apartar de Jesús, que nos haga perder nuestra alma, es tan inútil como fue ese dinero para Judas. Él estaba muy cerca de la vida eterna y, sin embargo, eligió tirarla a cambio de nada.