“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18).

LA GRAN COMISIÓN

jueves 23 junio, 2016

Para muchas personas, una de las cosas más difíciles de entender de todo lo que Jesús hizo fue su regreso al cielo y que haya confiado el ministerio del evangelio a seres humanos. Muy a menudo, lo chasqueamos a él y a nosotros mismos y, como muestran los evangelios, sus primeros seguidores no fueron excepciones. No obstante, al confiarnos un ministerio, Cristo muestra su amor por nosotros y nuestra necesidad de él.

Lee Mateo 28:16 al 18. Compara las palabras de Jesús: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (vers. 18), con Daniel 7:13 y 14. ¿De qué forma se relacionan estos textos entre sí?

Lee Mateo 28:19 y 20, los versículos finales del Evangelio de Mateo. ¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es la relevancia de sus palabras para nosotros?

Elena de White sugiere que cerca de quinientos creyentes se reunieron en el Monte de los Olivos cuando Jesús ascendió al cielo (ver 1 Cor. 15:6). Su comisión evangélica no fue solo para los once discípulos, sino también para todos sus seguidores. “Es un error fatal suponer”, escribe ella, “que la obra de salvar almas solo depende del ministro ordenado. Todos aquellos a quienes llegó la inspiración celestial reciben el evangelio en cometido. A todos los que reciben la vida de Cristo se les ordena trabajar para la salvación de sus semejantes. La iglesia fue establecida para esta obra, y todos los que toman sus votos sagrados se comprometen por ello a colaborar con Cristo” (DTG 761).

¿Has pensado a menudo en ti mismo como un obrero junto con Cristo? ¿De qué modo específico puedes ser más activo en llevar el evangelio a tu mundo?

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