“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mat. 23:37).

JESÚS DESEABA SU BIEN

sábado 6 de agosto, 2016

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jonás 3:4-4:6; Lucas 19:38-42; Mateo 5:43-47; 1 Corintios 13; Marcos 8:22-25; Filipenses 2:3-5; Santiago 2:14-17.

LOS SÁBADOS, MUCHOS JÓVENES pasan con sus patinetas (skates) frente a la puerta de una iglesia adventista.

¿Por qué? Porque esta iglesia se reúne en un centro juvenil comunitario justo al lado de un parque para patinadores. Y si crees que estos son molestos, piensa otra vez.

El Gobierno de la ciudad, procurando frenar la criminalidad juvenil, construyó un lugar para que los jóvenes usaran sus patinetas. Cuando el centro juvenil estuvo terminado, los líderes pidieron que una iglesia se congregara allí. Ellos querían que una iglesia ejerciera su influencia moral positiva sobre los jóvenes. Invitaron a varias confesiones cristianas, pero solo aceptó la iglesia que se reunía los sábados de mañana.

Los miembros de esta congregación adventista estaban entusiasmados, pues estos jóvenes eran parte del grupo que deseaban alcanzar.

Esta iglesia define “iglesia” como una comunidad que no existe para sí misma. Esta debería ser también la definición de todas nuestras congregaciones.