“Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mat. 9:35).

Conclusión

viernes 26 agosto, 2016

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Deuteronomio 15:11; Job 29:11 al 17; Proverbios 14:31; 19:17; Hechos 3:6; Santiago 1:27 a 2:5; y “Comenzando la obra en Australia”, El ministerio de la bondad, pp. 345-361.

Pablo, así como Jesús, estaba involucrado en satisfacer las necesidades expresadas por la gente. Esto lo podemos ver, por ejemplo, en la famosa historia de Pablo en el Areópago en Atenas. En Hechos 17:23, Pablo, provocado por la idolatría que veía en la ciudad, se ocupó en discutir animosamente con los sabios locales y con todo aquel que en el mercado quisiera hablar con él. Percibió sus necesidades y sus problemas. Descubrió que tenían un hueco con la forma del Dios desconocido en sus vidas, y que necesitaban conocer al verdadero Dios y dejar de adorar a los ídolos inútiles. Luego comenzó a predicar en la sinagoga, donde estaban tanto judíos como piadosos [“griegos”, NVI] (vers. 17). En otras palabras, aprovechó la oportunidad que tenía y se extendió a otros con el evangelio. Pablo procuró encontrarlos donde ellos estaban, como podemos ver por la forma en que habló al pueblo cuando estaba fuera de la sinagoga y en la calle. Las masas creían en alguna clase de divinidad, porque habían construido un altar “al Dios no conocido” (vers. 23). Más tarde, hasta citó a uno de sus propios poetas, que había escrito algo verdadero: “Linaje suyo somos” (vers. 28). Comenzando desde donde estaba la gente, quería apartarlos de sus ídolos, y llevarlos al Dios vivo y a Jesús, resucitado de los muertos. En pocas palabras, evaluando las necesidades de aquellos a quienes quería alcanzar, Pablo trató de ayudarlos a satisfacer esas necesidades.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. “El que enseñaba a la gente la manera de obtener paz y felicidad se preocupaba tanto de sus necesidades temporales como de las espirituales” (DTG 333). ¿Qué mensaje importante se da aquí con respecto a por qué debemos ministrar en las necesidades de otros?
  2. ¿Por qué, al pensar en extendernos a otros, debemos tener cuidado de no olvidar cuál es nuestra meta final? ¿Cuál es esa meta final? Indica razones para tu respuesta.
  3. ¿De qué forma podemos aprender a considerar las interrupciones, no como molestias, sino como oportunidades sagradas para el ministerio? ¿De qué modo Gálatas 2:20 nos ayuda en esta área?

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