“Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños” (Juan 10:5).

JESÚS LES DECÍA: “SÍGANME”

sábado 03 septiembre, 2016

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Juan 10:1-5, 16; Lucas 9:2; Apocalipsis 14:6, 7; Lucas 19:1-10; Hechos 26:11-27; Apocalipsis 3:20.

EN EL AÑO 362 D.C, el emperador romano Juliano quiso reavivar el paganismo. El cristianismo se estaba apoderando del Imperio Romano, y los líderes paganos estaban preocupados. El consejo de Juliano a un sacerdote pagano expresa su preocupación, y sugiere por qué el cristianismo crecía tanto: “ ‘Yo creo que cuando los pobres fueron descuidados por los sacerdotes [paganos], los impíos galileos [cristianos] lo notaron y se dedicaron a la benevolencia [...]. Sostienen no solo a los de ellos, sino también a los nuestros; todos ven que nuestro pueblo no recibe ayuda de nosotros’ ”.−Citado en Rodney Stark, Cities of God, p. 31.

Los romanos confiaban en que el cristianismo desaparecería cuando su líder, Jesucristo, murió. En cambio, muchos ciudadanos romanos seguían a Jesús. ¿De qué manera explicaban ellos este “problema”? Los seguidores de Jesús demostraban su amor atendiendo las necesidades básicas de quienes los rodeaban. Eso es lo que hizo Jesús cuando estuvo aquí y eso es lo que sus seguidores deben hacer también.

No es extraño, entonces, que cuando les ofrecían seguir a Jesús, muchos lo hacían.

Más de ESU