“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo” (Isa. 6:1).
CRISIS DE LIDERAZGO
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 6:1–4; 6:5–7; 6:8; 6:9–13.
Cuando uno de sus discípulos le preguntó a Confucio acerca de los ingredientes de un buen gobierno, este le respondió: “–Comida suficiente, armas suficientes y la confianza de la gente común.
“–Pero supongamos que no tiene más remedio que prescindir de uno de esos tres, ¿a cuál renunciaría? –preguntó el discípulo.
“–A las armas –dijo Confucio.
“–Supongamos que luego se ve obligado a prescindir de uno de los dos que quedan, ¿a cuál renunciaría? –persistió su discípulo.
“–A la comida –respondió Confucio–. Desde hace mucho tiempo, el hambre ha sido la suerte de todos los hombres, pero un pueblo que ya no confía en sus gobernantes está realmente perdido” (M. P. Green, ed. 1500 Illustrations for Biblical Preaching, p. 215).
De hecho, la gente quiere un liderazgo fuerte y confiable. Cuando un soldado se estaba inscribiendo para un segundo período de servicio, el reclutador del ejército le preguntó por qué quería volver a alistarse. “Intenté llevar vida de civil”, dijo, “pero nadie se hace cargo allí afuera”.
Esta semana, analizaremos la crisis de liderazgo de Judá y los tristes resultados posteriores.