“Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis” (Isa. 7:9).

PELIGRO DEL NORTE (ISA. 7:1–9)

domingo 10 de enero, 2021

¿Qué crisis aterradora enfrentó el rey Acaz al principio de su reinado? 2 Reyes 15:37, 38; 16:5, 6; Isaías 7:1, 2.

El reino norteño de Israel (Efraín) y el de Siria (Aram) se unieron contra el país más pequeño de Judá, al sur. Esto sucedió cuando Judá se debilitó por los ataques de los edomitas y los filisteos. En el pasado, Judá había luchado contra Israel, pero una alianza entre Israel y Siria presentaba un peligro abrumador. Al parecer, Israel y Siria querían obligar a Judá a participar con ellos de una coalición contra el extraordinario poder de Tiglat-pileser III, de Asiria (llamado “Pul” en 2 Rey. 15:19), quien seguía amenazándolos con su imperio en expansión. Israel y Siria habían dejado de lado su larga lucha mutua en vista de un peligro mayor. Si lograban conquistar a Judá e instalar un gobernante títere allí (Isa. 7:5, 6), podrían usar sus recursos y su mano de obra.

¿Cuál fue la solución de Acaz cuando su mundo se estaba desmoronando? 2 Reyes 16:7–9; 2 Crónicas 28:16.

En lugar de reconocer que Dios era el único amigo que podía rescatarlos a él y a su país, Acaz trató de hacer buenas migas con Tiglat-pileser III, el enemigo de sus enemigos. El rey asirio con gusto accedió a su pedido de ayuda contra Siria e Israel. Tiglat-pileser no solo recibió un rico soborno de Acaz, sino también tuvo una buena excusa para tomar rápidamente a Siria (2 Rey. 16:9). El poder de la alianza sirio-israelita se rompió. A corto plazo, parecía que Acaz había salvado a Judá.

Sin embargo, esta acción por parte de Acaz no debería sorprendernos. Había sido uno de los peores reyes que gobernó Judá hasta ese momento. (Ver 2 Rey. 16:3, 4; 2 Crón. 28:2–4.)

Cuando leemos acerca de cómo era Acaz, llegamos a entender por qué reaccionó ante el peligro como lo hizo. ¿Qué lección podemos extraer para nuestro ámbito personal? Si no estamos obedeciendo al Señor ahora, ¿qué nos hace pensar que tendremos fe para confiar en él cuando lleguen las verdaderas pruebas? (Ver Sant. 2:22; Jer. 12:5.)