“Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis” (Isa. 7:9).

¡“DIOS ESTÁ CON NOSOTROS”! (ISA. 7:14)

jueves 14 de enero, 2021

Al igual que el nombre de los hijos de Isaías (Sear-jasub, “Un remanente volverá”; y Maher-salal-hasbaz, que significa “El despojo se apresura, la presa se precipita”), el nombre Emanuel tiene un significado. Es literalmente “con nosotros, Dios”. Pero la traducción comúnmente aceptada “Dios con nosotros” pasa por alto algo importante. Al igual que con otros nombres hebreos de este tipo que carecen de verbos, se debe proveer el verbo “estar”, porque no se expresa en hebreo. Entonces, Emanuel debe traducirse “Dios está con nosotros” (comparar con las mismas palabras en Isa. 8:10), así como el nombre “Jesús” (en griego, y abreviado del hebreo Yehoshua, o Joshua) significa “El Señor es salvación”, con el verbo nuevamente expreso (comparar con Isaías, que significa “salvación de Jehová”).

Pero el nombre “Emanuel” no es solo una descripción abstracta; es una aseveración de una promesa que se cumple ahora: “Dios está con nosotros”.

¿Cuál es el significado de la promesa de que Dios está con nosotros?

No hay mayor seguridad ni consuelo. Dios no promete que su pueblo no sufrirá dificultades ni dolor, pero promete estar con él. El salmista dice: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Sal. 23:4).

“Dios dice: ‘Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti’ (Isa. 43:1, 2).

“¿Dónde estaba el Señor cuando los babilonios arrojaron al fuego a los tres amigos de Daniel? Con ellos (Dan. 3:23-25). Y ¿dónde estaba el Señor durante el tiempo de angustia de Jacob, cuando luchó hasta el amanecer? En los brazos de Jacob, lo más cerca que pudo llegar (Gén. 32:24-30).

“Aunque el Señor no se presente en forma física en la Tierra, atraviesa las experiencias de su pueblo junto a él. ¿Dónde estaba el Señor cuando la multitud condenó a Esteban? ‘De pie, a la derecha de Dios’ (Hech. 7:55, NVI). Pero, cuando Jesús ascendió al cielo, ‘se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas’ (Heb. 1:3). ¿Por qué se puso de pie cuando Esteban estaba en problemas, a punto de morir apedreado? Como dijo Morris Venden, ‘¡Jesús no iba a soportar eso sentado!’ ” (R. Gane, God’s Faulty Heroes, p. 66).

Aunque tenemos la promesa de que “Dios está con nosotros”, ¿cuál es la diferencia, si aún enfrentamos terribles pruebas y sufrimientos? ¿Cuán bien nos hace saber que contamos con su presencia? Explica tu respuesta.