“Esperaré, pues, a Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré” (Isa. 8:17).

POR LAS MALAS

sábado 16 de enero, 2021

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 7:14–16; 7:17–25; 8:1–10; 8:11–15; 8:16–22.

En un edificio en llamas en Harlem, Nueva York, una niña ciega estaba sentada en la ventana del cuarto piso. Los bomberos se habían desesperado. No podían encajar el camión que portaba la escalera entre los edificios, y no pudieron hacer que saltara a una red, que ella, por supuesto, no podía ver.

“Finalmente llegó su padre y gritó a través del megáfono que había una red, y que ella debía saltar cuando él le diera la orden. La niña saltó y estaba tan completamente relajada que no se rompió ningún hueso ni se hizo un esguince en la caída de cuatro pisos. Debido a que confiaba completamente en su padre, cuando escuchó la voz de su padre hizo lo que él dijo que era lo mejor” (M. P. Green, ed., 1500 Illustrations for Biblical Preaching, p. 135).

De la misma manera, Dios ofreció poderosas evidencias de que él quería lo mejor para sus hijos, pero ellos rechazaron las aguas mansas en la que se les presentó por primera vez; por ende, tuvo que hablarles con estrépito, como el ruido de muchas aguas.

¿Qué lecciones podemos aprender hoy de los errores de ellos?