“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones” (Isa. 42:1).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 26 de febrero, 2021

Lee la descripción que hace Elena de White del ministerio de curación y de enseñanza de Jesús en El Deseado de todas las gentes, “En Capernaum”, pp. 217-226.

“En la obra de ganar almas, se necesita mucho tacto y sabiduría. El Salvador no suprimió nunca la verdad, sino que la declaró siempre con amor. En su trato con los demás, él manifestaba el mayor tacto, y era siempre bondadoso y reflexivo. Nunca fue rudo, nunca dijo sin necesidad una palabra severa, nunca causó una pena innecesaria a un alma sensible. No censuró la debilidad humana. Denunció sin reparos la hipocresía, la incredulidad y la iniquidad, pero había lágrimas en su voz cuando pronunciaba sus penetrantes reprensiones. Nunca hizo cruel la verdad, sino que manifestó siempre profunda ternura hacia la humanidad. Cada alma era preciosa a su vista. Se portaba con divina dignidad y se inclinaba con la más tierna compasión y consideración sobre cada miembro de la familia de Dios. En todos veía almas que era su misión salvar” (OE 120, 121).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Como clase, lean lo que Elena de White escribió anteriormente acerca de cómo Cristo suplió las necesidades de los demás. Analicen estos principios y luego, como clase, determinen en qué medida su propia iglesia refleja esos principios de manera colectiva.
  2. ¿Conocen a alguna “caña cascada” o a algún “pábilo que hume[e]” (Isa. 42:3)? ¿Cómo pueden ayudar a esta persona sin “quebrarla” ni “apagarla”? ¿De qué manera pueden dar a conocer al Señor a esa persona? En un sentido práctico, ¿qué le dirían que haga para recibir sanidad y ayuda?
  3. El argumento de los diferentes autores de Isaías se originó a partir de la premisa de que las personas no pueden predecir el futuro como lo hizo Isaías. ¿Cuál es el problema fundamental con este argumento, y por qué nosotros, como cristianos, debemos rechazar esa premisa?

Resumen: La liberación requiere un Libertador. La nación sierva de Dios sería liberada por dos libertadores: Ciro, que rescataría a los cautivos del exilio de Babilonia, y un Siervo sin nombre, cuya identidad como el Mesías se revela progresivamente. Este Siervo restauraría la justicia y recuperaría a la comunidad de sobrevivientes para Dios.